Guerra entre inmigrantes por Trump
Los latinos votan como nunca al republicano, a pesar de la promesa de hacer “una deportación masiva”
La Vanguardia, , 11-11-2024Denver es una de esas ciudades de Estados Unidos donde se ven numerosas personas arrastrando maletas, aunque que no van a ninguna parte. Caminar, cargando todo lo que poseen, es una forma de matar el tiempo y de acercarse a alguna iglesia, como esta de la que José Ramos y dos amigos hispanos salen de desayunar. Han puesto rumbo a uno de los bancos del parque del Capitolio.
“Colorado era un estado tranquilo, no te robaban ni te asaltaban. Ya no, lo han echado a perder”, explica este mexicano de 65 años con más de dos décadas en este país, donde sigue siendo un indocumentado. “Han llegado indeseables y criminales dispuestos a una balacera”, asegura haciéndose eco del discurso de Donald Trump, una de las piezas clave que le ha devuelto a la Casa Blanca. Dice que no todos son malos, pero muchos de los venezolanos que han venido en esta última época son pandilleros. “No condeno a nadie, porque Dios nos creó a todos, pero ahí hay numerosos asesinos”, insiste.
A Trump no le importa el precio, pero los expertos avisan de que la deportación es un riesgo económico
Tras recalcar que no es un sintecho –gracias al subsidio del Estado, comparte piso con sus colegas–, Ramos afirma que él, que es ilegal y carece de papeles, no es como esos. En verdad le preocupa que esa mayor presión migratoria le haga perder las ventajas de las que disfruta.
Sostiene que, pese a la amenaza de Trump, no teme que lo expulsen. “Este país es bueno, si respetas sus leyes, te cuida. Sin respeto no hay nada y yo nunca he abusado”, proclama.
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Esta charla, mantenida días antes de las elecciones del pasado martes ilustra cómo la estrategia del hoy presidente electo ha fracturado la convivencia entre los propios inmigrantes, usados de fuente para propagar el miedo a los otros.
Con o sin papeles, los que entraron en la tierra prometida están ahora confrontados por la propagación de la nueva versión de la doctrina Trump.
En el 2016 apeló a la construcción de un muro en la frontera con México. En el 2024, su grito de guerra ha sido el de “deportación masiva”. Al menos un 55% de los votantes avalan esa actuación, que no solo se considera compleja, con una afectación sin concretar –¿se está hablando de echar a 11 o 15 millones de personas?–, sino que, además, su coste resulta pernicioso, incluso para la mayor y mejor economía del planeta.
El presidente electo prometió que haría “el mayor esfuerzo de deportación en la historia de Estados Unidos”
Como candidato, Trump prometió que haría “el mayor esfuerzo de deportación en la historia de Estados Unidos”. Como presidente electo sostuvo que “no es una cuestión de precio” en una entrevista en la NBC.
“En realidad, no tenemos otra opción. Cuando la gente ha matado y asesinado, cuando los capos de la droga han destruido el país, y ahora van a regresar a sus países porque no se quedarán aquí, no hay precio”, reiteró. Está dispuesto a aplicar una ley de 1798 promulgada para echar a los no ciudadanos de un país con el que se está en guerra.
Los datos del FBI no avalan su denuncia de esa violencia. En las grandes ciudades, refugio de tantos indocumentados, el índice de criminalidad ha ido a la baja después del repunte de la etapa pandémica.
Y el precio y el coste laboral para las empresas pueden ser una carga demasiado pesada.
Entre otros, según el economista Giovanni Peri, profesor de la Universidad de California-Davis y director del Global Migration Center, los ingresos que estos indocumentados generan en EE.UU. son aproximadamente el 3,5% del PIB, o un billón de dólares al año.
Los hispanos han dado su apoyo al candidato republicano con una cifra récord: en torno a un 45%
Trump repite que estos aliens (extranjeros con connotación negativa) quitan “puestos de trabajo de negros e hispanos” (lenguaje denunciado por racista) o provocan una rebaja salarial, cuestiones más que dudosas y desmentidas por los expertos. En Nueva York hay trabajo de sobra para todo el que quiera, en especial en el sector de la construcción, a pesar de ser una de las metrópolis que ha recibido más simpapeles desde la primavera del 2022.
“Tenemos evidencias de que los jóvenes estadounidenses no aceptan hacer esas ocupaciones” (más duras), sostiene el profesor Zeke Hernandez, de la prestigiosa escuela de negocios (Wharton School) de la Universidad de Pensilvania.
Pero el mensaje de Trump ha calado entre los hispanos, que le han dado su apoyo, en torno al 45%, con una cifra récord.
Ahí están, a favor de las deportaciones, Isabela Rodríguez, nacida en Florida, hija de cubanos que “huyeron del comunismo”, o Jenny Dilar, boliviana de nacimiento. “No sabemos quiénes vienen”, replica al plantearle que ella un día también llegó en busca de una oportunidad.
En el 55% contra Trump figuran ciudadanos como Julie, vecina de Queens, casada con un mexicano que entró ilegalmente y ansiosa ante la posible deportación de su marido.
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