Madrid, 1948
Fue directora general de Relaciones con las Cortes y vocal del CGPJ

Fue por unos días compañera de Tamayo y Sáez, la pareja de diputados socialistas de la Asamblea de Madrid que, de sopetón, se pasaron al adversario para que el PP gobernara en la Comunidad madrileña. La sorpresa y la desolación no impidieron que Soledad Mestre se arremangase para investigar los rastros de una traición que sigue entre nieblas. Jurista reconocida, asesora lúcida, mujer alegre y extrovertida, es la nueva delegada del Gobierno en Madrid. Y, como hay que decirlo todo, aborda el reto con un aplomo envidiable.

– – Lo suyo es brindar pistas jurídicamente sólidas. ¿Le hacen caso?
– – He tenido muy buenos maestros y he aprendido bastante. Y como he intentado sacar provecho de sus enseñanzas, a menudo me hacen caso.

– – ¿Qué maestros?
– – Virgilio Zapatero, al que recuerdo todos los días. O Pascual Sala, o María Teresa Fernández de la Vega. Siempre he tenido el privilegio de estar con personas de las que he podido aprender.

– – Con De la Vega coincidió en el Consejo General del Poder Judicial.
– – Allí fue compañera mía, y más tarde mi jefa cuando yo era letrada del gabinete jurídico del Grupo Parlamentario Socialista.

– – Fue directora general de Relaciones con las Cortes. ¿Cómo se ve el país desde la Moncloa?
– – Me gustaría que el edificio estuviera más cerca, en el centro. Pero también depende de las personas que viven y trabajan en la Moncloa. Este presidente que tenemos creo que no sufrirá el efecto alejamiento.

– – Pues es una trampa en la que casi todos caen.
– – Pues, en este caso, estoy totalmente convencida de que no será así. Creo que Zapatero no sufrirá el síndrome de la Moncloa.

– – ¿Dialogar con gente de la ilegalizada Batasuna es un delito?
– – En este proceso de enorme esperanza hay que atender a lo que ha dicho claramente el Parlamento. Aprobó una resolución que deja muy claro cómo tiene que recorrer el camino el Gobierno. Además, hay que confiar en las instituciones y pensar a menudo que ETA no mata desde hace tres años. Estamos en un camino de esperanza y de solución.

– – Fue vicepresidenta de la comisión parlamentaria que investigó a los tránsfugas Tamayo y Sáez.
– – Fue la primera comisión de investigación de un Parlamento que no accede ni a un solo documento.

– – Algo inimaginable.
– – El PP se opuso a que se recibiera un solo documento en esa comisión. Rechazó todas las declaraciones solicitadas, salvo las propias. Así que fue muy difícil llegar a conclusiones.

– – ¿Tránsfugas para qué?
– – Mi impresión personal es que mentían cuando intentaban defender su transfuguismo. Mentían radicalmente al decir que se trataba de una cuestión política. Creo que había otras razones.

– – ¿Acaso económicas?
– – Seguramente.

– – ¿Cuál es su reto más complicado?
– – Responder a las expectativas de quien ha tenido la confianza de nombrarme; expectativas que buscan gestionar bien para los ciudadanos de Madrid las políticas del Gobierno de la nación. Dentro de ese grueso están las políticas de seguridad y hay otra faceta que nos preocupa mucho, la inmigración.

– – ¿Para cuando la creación de una oficina única para extranjería?
– – Espero que pronto. Queremos que todo problema que afecte a un extranjero se resuelva en el mismo edificio: la primera cita, la petición de tarjeta de residencia, el trabajo, el reagrupamiento. Todo lo relacionado con la vida de un inmigrante, con lo que supone de desarraigo y de opción de vida.

– – Es una medida imprescindible.
– – Es una apuesta también de la secretaría de Estado de Inmigración que dirige esa política, del Gobierno. El fondo para la integración de inmigrantes ha pasado de 7 millones de euros a 184 en dos años. Es una cifra que merece ser puesta en valor.

– – ¿Tienen una tasa alta de delitos?
– – No tenemos cifras malas, aunque es preciso mejorarlas. Hay que hacer una gran apuesta por la especialización de algunos cuerpos de seguridad, que nos ha dado muy buen resultado en temas como las bandas latinas. Además, queremos escuchar permanentemente lo que los ciudadanos necesitan para que su bienestar sea el mejor posible.

– – Buenas noticias…
– – La criminalidad va claramente a la baja. En el 2003 había una tasa del 72,6% por 1.000 habitantes. En el 2004 se bajó al 68,1. En el 2005, al 66,9%. Y el 2006 creo que será un buen año. La UE tiene una tasa de criminalidad del 70%, y desde hace dos años estamos por debajo de la media europea.