LA PRESIÓN MIGRATORIA // LA LLEGADA >> REPORTAJE

"No pienso regresar"

El Periodico, 19-05-2006

A las canoas artesanas que llegan a Canarias les llaman cayucos. Son barcazas repletas de gente, de personas con nombres y apellidos. Los últimos en llegar han sido Amadou Bâ, de 20 años; Guillaume Diawona, de 21; Daniel Hajiba, de 26; Colins Cone, de 30; Fara Yalo, de 36; Amadou Baldè, de 25; Baye Kala, de 32; Mamady Songo, de 26 y Yoissou Ba, de 26.
Son 9 de los 40 subsaharianos llegados el pasado lunes a Barcelona, que han accedido a relatar a este diario su odisea en el Atlántico y sus esperanzas en Catalunya. Desde marzo del pasado año, 726 subsaharianos han sido trasladados desde Canarias. De ellos, 199 han llegado en los últimos dos meses y medio, según la Delegación del Gobierno.

Dos días sin comer ni beber
Nueve del último cayuco, ocho de Costa de Marfil y uno de Guinea Bissau, pasaron 10 días caminando por media África hasta llegar a Mauritania y otros 10, en el mar, hasta Tenerife. “Estuvimos dos días sin comer ni beber agua. Pensé que llegaríamos cadáveres a la costa, como les ha sucedido a otros”, afirma Daniel Hajiba, que estudió medicina en Costa de Marfil, un país sumido en una guerra civil desde el 2000.
Le gustaría trabajar de médico en Barcelona, pero está dispuesto a aceptar cualquier empleo. No tiene familia aquí, ni allí. “A todos mis parientes próximos los mataron en la guerra. No pienso regresar nunca a Costa de Marfil porque allí no he dejado nada. Estoy solo”, agrega apesadumbrado Hajiba.
A su lado está Judit Castellví, de 25 años, que se ha convertido en el ángel de la guarda de los inmigrantes. Ella es trabajadora social de la Asociación Catalana de Ayuda a los Refugiados, que se encarga de aclimatar a los subsaharianos en su nuevo mundo.
Hajiba es el que lleva la voz cantante del grupo, en el que no todos son médicos. La mayoría eran agricultores en plantaciones de piña, cacao o café o trabajaban como obreros en las plataformas de petróleo y gas. Hoy claman por una oportunidad, después de haber salvado la vida en el maldito cayuco alquilado en Nuadibú (Mauritania).
¿Pero querían llegar hasta Barcelona? “La verdad es que no, que no sabíamos casi nada de Barcelona”, responde Madaou Bâ. En cambio, como el resto, es capaz de recitar casi toda la alineación de FC Barcelona: “Etoo, Ronaldinho, Puyol, Iniesta y Valdés”. Es un milagro de la parabólica. En realidad, la mayoría pensaban que Barcelona se llamaba en realidad Barça.
En verdad, dicen, todos han jugado con la muerte para desterrar para siempre el hambre. Fara Yalo revela: “Yo pensaba buscar trabajo en Tenerife, pero me llevaron a Fuerteventura y me tuvieron encerrado 25 días hasta que me trajeron a Barcelona. Y aquí estoy, dispuesto a comerme el mundo. Si me dan un trabajo, verán de lo que soy capaz”.

La travesía del siglo
Todos tienen algún familiar en España – – consideran como tales incluso a las personas que son parientes en quinto grado – – y posteriores – – y amigos. La mayoría en Catalunya y otros en Madrid. Todos menos Hajiba, quien aclara una cosa: “Voy a echar raíces en Barcelona porque me ha costado casi un siglo llegar hasta aquí”. Ahora, Judit Castellví y la responsable de la oenegé, Agata Sol, han comenzado los trámites para conseguir el estatuto de refugiado para Hajiba y sus compatriotas. Es la llave para tener papeles. Es el milagro hecho realidad.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)