La secretaria de Estado para Emigración e Inmigración, Consuelo Rumí, dijo ayer que la política migratoria común en Europa “aún dista mucho de ser una realidad” y lamentó que “hasta ahora, sólo Portugal e Italia han puesto medios de forma inmediata” para luchar contra la inmigración ilegal desde el dispositivo Frontex, aunque reconoció que cada vez son más los avances y la implicación de los países europeos en esta lucha.

En una jornada hispano-italiana sobre inmigración, Rumí reconoció que algunas iniciativas comunitarias como el establecimiento de una guardia costera mediterránea gestionada por Frontex o la creación de cuatro fondos europeos dedicados a la inmigración “son pasos cualitativos que no deberían ser despreciados”.

Valoró que el último Consejo de Ministros de Justicia de la UE aprobase que Frontex “tenga un dispositivo permanente en el que tendrán que colaborar todos los Estados miembros” obligatoriamente. Recordó que el fenómeno de la inmigración sorprendió a España a principios de los noventa, promovida tanto por las grandes crisis humanitarias que azotan a África como por la expansión económica de España de la última década.

En la misma línea, el secretario de Estado de Países Europeos del Ministerio de Exteriores italiano, Famiano Crucianelli, advirtió de que la inmigración “es un problema de la UE, no español o italiano”.

Crucianelli se mostró partidario de ayudar económicamente a los países de origen de la inmigración, a través de la eliminación de aranceles comerciales, por ejemplo, y de reducir el proteccionismo de la UE sobre sus productos para superar la falta de desarrollo de esos países, cuya población se ve obligada a huir de la pobreza.