El ministro de Entidad y de la Inmigración en el nuevo gobierno francés, Brice Hortefeux, ha confirmado que 25.000 inmigrantes irregulares serán expulsados a sus países hasta que finalice el año. Las ONG advierten de que la mayoría son subsaharianos y volverán a Europa a través de pateras y cayucos.

Las declaraciones del ministro indican que en los próximos siete meses París tendrá que expulsar cerca de 3.500 inmigrantes mensualmente. Varios gobiernos africanos han advertido de que rechazan esta política que califican de “discriminatoria”, y durante la cumbre Euro-Africana para el desarrollo y la inmigración celebrada en la capital Rabat en julio pasado, Sarkozy, que ocupaba entonces la cartera del Interior, fue muy criticado por algunos países, sobre todo Malí y Senegal. Mousaui, experto en la inmigración africana, comentó que “la expulsión es poco inteligente, porque regresarán en cayucos o pateras hacia Canarias, o a través de Libia en dirección a Italia”.