Sanidad aboga por la puesta en marcha de un servicio de intermediarios para romper la barrera del idioma

Diario de noticias de Alava, 23-05-2007

vitoria. Ni patologías extrañas ni enfermades para los que son más propensos. Una de las mayores preocupaciones de los médicos que atienden a los inmigrantes que llegan a la CAPV reside en las dificultades de los profesionales sanitarios para, a veces, entenderse con los pacientes. La barrera idiomática, en algunos casos, ha supuesto mayores inconvenientes que el tratamiento en sí de la enfermedad o dolencia del paciente extranjero.

Según comunicó ayer Xabier Elexpe, miembro del Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, ya se ha solicitado que, de forma urgente, se lidere la puesta en marcha de una red de intérpretes – intermediarios para que esos colectivos con dificultades idiomáticas puedan ser tratados con las mejores garantías. Esas barreras, tal y como reconoció Elexpe, propician en muchos casos que los enfermos no sigan los tratamientos que se les indica por desconocimiento o dificultades de comprensión.

Pero, además, los propios médicos ven como, en ocasiones y sobre todo en los servicios de urgencias, los diagnósticos se demoran ante los problemas para entender cuál ha podido ser la causa de esos síntomas (qué ha comido en las últimas horas, si ha tenido fiebre alta, si ese malestar es reiterado…).

En cualquier caso, Elexpe negó que la llegada de estos colectivos puedan originar mayor volumen de trabajo en los centros sanitarios del País Vasco. “No hacen más uso de lo que podamos hacerlo los vascos. Estamos ante gente sana y joven. Pero no utilizan los centros ni más ni menos que los residentes autóctonos”, sostuvo, a la vez que señaló que el departamento no ha observado ninguna “disfuncionalidad” por la llegada de los inmigrantes.

Por su parte, el responsable de Cáritas en Gipuzkoa, Abdoulaye Gueye, se refirió en una mesa redonda a que hay ciertos colectivos propensos a adquirir unas enfermedades y dolencias relacionadas con el tipo de trabajo que desempeñan. Así, en la CAPV, la mayoría de las mujeres recién llegadas logran ganarse la vida en el servicio doméstico hasta que regularizan su situación. En estos casos, con una carga de trabajo elevada y un horario amplio atendiendo a los mayores, las mujeres tienen una prevalencia a sufrir dolencias físicas (lumbares) o, incluso, depresión (por el cuidado prolongado de enfermos, algo para lo que no están preparadas).

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