PLAZA DE GIPUZKOA

El chico rubio

Diario Vasco, JOSUNE DÍEZ ETXEZARRETA, 22-05-2007

Después de ocho años por el mundo buscando, un día vino a parar a San Sebastián. Anders es sueco, tiene 28 años pero ya había recalado, entre otros países, en Italia, Malta, Australia, Holanda o Tailandia. Sólo había pasado una hora desde su llegada, probablemente estaría asomado a la playa de la Zurriola, y ya sabía – asegura – que éste era «el sitio». «Lo sentí aquí dentro», dice Anders y señala el corazón. En esos primeros sesenta minutos el chico había visto las olas frente al Kursaal, la barra surtida de alguna taberna «y una ciudad limpia». En sus cinco primeros días en Donostia gastó 370 euros en pintxos. «No podía parar, no podía parar», confiesa Anders, que lleva dos años en Gros. El chico es el mejor folleto turístico vivo que conozco. Un folleto con ideas en la cabeza: «Hay algo que se está estropeando. Y hay que tomar medidas porque San Sebastián no puede convertirse en un Salou cuando llegan las hordas de bachilleres antes de la selectividad». Sabe que en Australia algún majadero está vendiendo el destino Donostia como «surf, sexo y borrachera». Quiere colaborar, porque conoce bien lo ocurrido en otras ciudades europeas que no han conseguido integrar a los inmigrantes y también lo que pasa cada día en las escaleras de Santa María, en la Parte Vieja. Delante de nuestras narices mientras charlamos, los municipales detienen a dos chicos muy morenos, uno de ellos por robar en una barbería. «¿Me puedes ayudar a hablar con los políticos? – pregunta Anders, y no parece ingenuo – porque, aunque extranjero, ya sabes, soy rubio».

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