REPORTAJE

CANDIDATOS: Los extranjeros también tienen voz

No han nacido en Málaga, pero se preocupan como cualquier vecino de los problemas de su pueblo de acogida / Foráneos de medio mundo han dado el paso de presentarse a los comicios

Diario Sur, POR REGINA SOTORRÍO, 21-05-2007

SE sienten marbellíes, coínos o antequeranos, pero han nacido a cientos o incluso miles de kilómetros de allí. El acento y los rasgos físicos les delatan. Resulta un tanto curioso oírles hablar – a veces, no sin cierta dificultad con el idioma – con tanta pasión y entrega de su pueblo de acogida, de lo que les gustaría hacer en él si el próximo 27 de mayo las urnas les dan la oportunidad. Decenas de extranjeros de medio mundo afincados en la provincia han dado el paso de presentarse a las elecciones municipales. Los requisitos: pertenecer a la Unión Europea o tener la nacionalidad española, y ser mayor de edad.

En algunos casos, son ellos los que se acercan al partido por sus inquietudes políticas, pero en la mayoría de las ocasiones es el partido el que los ‘capta’. Y es que la colonia extranjera en Málaga representa 32.074 votos. Un pico que en ciertos municipios, sobre todo en algunos costeros y de interior, puede ayudar a decantar la balanza hacia la izquierda o la derecha. Y nadie mejor para atraer el voto del inmigrante que un compatriota.

«Todos los partidos están buscando extranjeros para sus listas; y es que sólo en Coín hay más de 2.000 empadronados», explica Samanta Espinosa, que acude en el puesto número 8 de las listas del PP por Coín. De madre sueca y padre cubano, nació en Málaga, pero ha vivido casi toda su vida en Londres. Ahora, embarazada de ochos meses, ha formado su familia en Coín.

Junto con el partido, puso en marcha a finales del año pasado una campaña para informar a los extranjeros de sus derechos. «Repartimos publicidad y colgamos carteles explicando la importancia de que se empadronaran para que tuvieran voz en las elecciones», cuenta Espinosa.

Y es que la desinformación es uno de los puntos negros contra los que luchar. Para participar en las elecciones municipales – en las que sólo pueden votar los comunitarios y los noruegos – es necesario estar empadronado en el municipio en cuestión y, además, haber expresado mediante un formulario la intención de votar; un trámite que muchos extranjeros desconocen.

No obstante, según Samanta Espinosa, la actitud de los que eligen vivir en España «está cambiando radicalmente». Ya no son jubilados que vienen a Málaga exclusivamente en busca del sol y la playa que no tienen en sus países de origen, «hay muchas familias jóvenes que quieren una vida mejor para sus hijos». Y, por tanto, les interesa mucho más lo que ocurre a su alrededor. «A mí me gustaría ver mejoradas mucha cosas en mi pueblo, quisiera que hubiera una guardería para mis niños y una residencia de mayores para mis padres», explica.

Mezcla de culturas

Es el caso de Aleksandra Broch, de 33 años y número 19 de la lista del PP por Estepona. Nació en Polonia, en el seno de «una típica familia tradicional», y se casó con un hombre de origen escandinavo. «Elegimos España como un país neutro, probamos en Estepona y nos encantó». Cuenta que ella habla con sus hijos en polaco y el padre lo hace en danés. Cuando están todos juntos recurren al inglés. Y cuando salen de casa emplean el español. «Es una gran ventaja porque introduces en la familia los valores de muchas culturas», asegura.

Su trabajo en el sector turístico le permite acceder a personas de multitud de países. «El PP me presentó el proyecto que tenían para los extranjeros y me ilusionó», comenta la joven polaca. Está convencida de la importancia de integrarlos en la sociedad y de que tengan presencia en temas municipales. «Si todos luchamos por nuestra casa, con pasos pequeños podemos llegar más lejos», añade. Por eso cree que alguien debe hacer de «puente para conectar con ellos». «Los extranjeros se sienten más cómodos cuando se dirigen a otro extranjero», reconoce Broch.

Gerardo Fortes, hispano – argentino de 51 años, también opina que a los políticos les conviene llevar en sus listas a personas de varias nacionalidades. «Al partido le interesa, porque significa que se preocupa por la justicia social, una de sus bases», considera. Acude en las listas del PA por Antequera porque reconoce que le preocupa lo que ocurre a su alrededor. «No paso por la vida inadvertido, quiero saber qué cosas puedo mejorar o criticar», cuenta. Dice que muchos se sorprenden al conocer que se presente a las elecciones siendo extranjero. «Siempre es más tranquilo quedarse en casa y no opinar, pero yo tengo voz y voto». Y, además, tiene claros sus objetivos: «Lucho por los derechos sociales, por que las cosas sean justas y todos podamos vivir».

Con otra cara

Pero la colonia extranjera en Málaga tiene otra cara. La de aquellos que dejaron sus países con una mano delante y otra detrás. Lina Alexandra Sasaran sabe en primera persona lo que es eso. Natural de Rumanía, llegó a Marbella hace cuatro años. «No tenía papeles y me preocupé por conocer mis derechos», recuerda. Así empezó a interesarse por las leyes y, poco a poco, por la política.

«Con los papeles ya nadie me puede engañar, no me humillan ni tengo porqué aguantar», aclara Lina, de 25 años. En IU afirma que encontró un partido «realista y preocupado por la situación de los inmigrantes», y allí se fue. «Me interesa la política y quiero saber mucho más». Por eso, se presenta a las elecciones en el número 24 de las listas por Marbella, donde espera aportar su granito de arena para ‘reflotar’ la ciudad. «Marbella empieza a bajar; y si yo me doy cuenta en cuatro años, qué no verán los que siempre han vivido aquí», se lamenta Lina. Si tuviera que elegir un área a la que dedicarse, lo tendría fácil: inmigración. «Yo lo he vivido, y sé lo que es», señala.

La extranjería es también una de las motivaciones de Wei Chun Ku para entrar en política. Nacida en Taiwan, llegó hace 21 años a España para estudiar idiomas; conoció a su marido y se quedó. «Me siento más cercana a los extranjeros, sé lo que sienten», observa Wei, la número 6 del PSOE por Torremolinos. «Tengo un amigo socialista que siempre me hablaba del partido con mucha pasión, y me contagió», relata.

Wei mantiene un contacto muy directo con la comunidad china, cada vez más extensa en este municipio costero. Cuenta que incluso supera ya a la británica. Conoce de primera mano sus problemas porque con ella «se encuentran más cómodos» – la tierra y la lengua común tiran mucho – , y cree que desde el Ayuntamiento se les podría ayudar a su integración en la sociedad. «Los chinos no paran de trabajar, muchos quieren aprender idiomas, pero no tienen tiempo. Y esa es una barrera muy grande para ellos», sostiene.

Seloua Bennani, de 49 años, vive una situación similar en Marbella. Su conocimiento del árabe le aproxima a la comunidad magrebí de su ciudad. De padre marroquí y madre española, admite sentirse una privilegiada por haber podido vivir a caballo entre dos culturas. Sus inquietudes políticas y de izquierdas le han llevado este año a ser la número 8 de IU en Marbella. Reconoce también que tiene una «sensibilidad especial» hacia la inmigración. «La multiculturalidad te ayuda a entender a muchos colectivos, saber cómo se sienten y cómo padecen», opina.

Para muchos, la experiencia en la política española les sirve de aprendizaje para lo que les gustaría que ocurriera en su tierra. Stenis Ilieva, búlgara de 32 años, asegura que volverá en cuanto pueda a su país. Mientras tanto, acude en las listas de IU por Marbella. «Mis padres han trabajado 40 años y ahora el Estado no les puede asegurar, me gustaría que las cosas fueran como aquí y se pudiera andar tranquilo por la calle», propone Stenis, que confiesa que cuenta los días hasta el 27 de mayo.

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