Los 23 inmigrantes asiáticos del barco Marine I que aún permanecían en una nave de pescado del puerto de Nuadibú, en Mauritania, vieron la luz del sol el pasado viernes por primera vez en tres meses. El Gobierno español trasladó por fin a los últimos ocupantes del buque negrero, que fue rescatado por Salvamento Marítimo, a un centro de acogida en Nuadibú. Los sin papeles permanecerán custodiados por gendarmes mauritanos, ya que los policías españoles no se van a ocupar de su vigilancia.

El traslado se produce tras el acuerdo alcanzado entre el Ministerio de Exteriores y el Gobierno de este país africano, que hasta ahora se había negado en rotundo a aceptar a los inmigrantes, que se encontraban en una zona franca del puerto. La medida tiene lugar un día después de que las ONG lanzasen duras acusaciones contra el Ejecutivo español por retener a los asiáticos 96 días en una nave en condiciones infrahumanas.

Los sin papeles – los únicos de los 369 del Marine I que se negaron a ser repatriados – se mostraban ayer radiantes de felicidad. «Los inmigrantes estaban muy emocionados y no dejaban de mirar al cielo. Han podido respirar el aire, salir al patio y jugar al fútbol», dijo ayer la coordinadora de Médicos del Mundo en Nuadibú, Pino González.