Alerta por la información «privilegiada» de las mafias

ABC, 16-05-2007

E. C. / C. M.

LAS PALMAS/MADRID. Pisar «tierra prometida» no está, ni muchos menos, al alcance de todos los bolsillos. Cada vez son más altas las cantidades que exigen las mafias para poder reservar unos pocos centímetros de cayuco a los inmigrantes que ahora, además, tienen que pagar en Mauritania un doble peaje, según ha podido saber este periódico de fuentes de toda solvencia.

Ya no es suficiente desembolsar a los traficantes cientos, a veces miles, de euros para conseguir una embarcación, «últimamente son necesarios unos cuantos más para saber por qué puntos han de navegar para burlar los controles de los medios de Frontex».

Una información que garantiza una salida tranquila y segura de las costas mauritanas, precisamente de donde más barcazas parten hacia Canarias, y que según la información a la que tenido acceso ABC podrían estar facilitando a las mafias interesadamente funcionarios de este país africano. Se trataría de individuos relacionados con el patrullaje de esa zona, que realizan los mauritanos de forma conjunta con la Guardia Civil para frenar el flujo migratorio y que son los encargados de establecer las rutas de navegación, cuentan las mismas fuentes. Unos datos muy valiosos «que se venden al mejor postor; quien puede permitírselo sale del país sin problema y los grupos que no pueden hacer frente se arriesgan a ser detenidos por las patrulleras».

«Psicosis»

Esta práctica «está generando psicosis entre los inmigrantes, que saben que sin pasar por ese doble peaje sus posibilidades de no ser detectados son prácticamente nulas». Psicosis que, las fuentes consultadas, relacionan con el incidente del pasado abril, cuando los ocupantes de un cayuco atacaron con cócteles molotov a una patrullera de la Guardia Civil en Mauritania. «Tienen pavor, conscientes de las represalias que puede acarrearles su negativa a contentar a algunos».

Una de ellas, tras la detención, «el saqueo del cayuco, de los motores, la comida, la gasolina, e incluso de la embarcación entera» en la que unos pocos hombres y mujeres han podido invertir los ahorros de una vida entera.

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