Integrar el comercio extranjero

El Periodico, MIQUEL ÀNGEL Fraile*, 16-05-2007

El comercio ha vivido estos días unos lamentables acontecimientos. La plataforma Eixample Sostenible convocó hace unos días una concentración en contra de la “proliferación de comercios chinos” en el eje de Trafalgar, manifestación que no llegó a celebrarse y a la que nuestra asociación ya mostró su total oposición. Y lo rechazamos porque consideramos que la mejor defensa del comercio de barrio es hacer unas ordenanzas que regulen el equilibrio comercial y favorezcan el diálogo y la integración. Acciones como las planteadas la semana pasada pueden ser consideradas de xenófobas, por lo que no nos cabe otra opción que declararnos en contra.
En paralelo, hace unas semanas aparecía en la prensa la noticia sobre la afiliación de la Unión de Asociaciones Chinas en Barcelona a Pimec, una organización empresarial con escasa representación en el sector. La información, debo decirles, no nos ha hecho felices a la mayoría de comerciantes y sus organizaciones más representativas porque creemos que sienta un precedente nada positivo y no favorece la integración de estas personas.
Me explico. Nosotros partimos de una premisa: un comercio desde el mismo momento en que levanta su persiana metálica es un comercio catalán, sujeto a los derechos y a los deberes a que estamos sometidos todos los comerciantes catalanes. No hay, pues, en Catalunya un comercio chino, o católico, o masculino, sino un comercio, independientemente de sus orígenes étnicos o sus creencias religiosas o su género.

PENSAR
lo contrario nos podría conducir a clasificaciones que, lejos de contribuir a la necesaria integración, crearía una serie de guetos en función de algo que nada tiene que ver con la actividad comercial.
No creemos que el camino emprendido por la Unión de Asociaciones Chinas en Barcelona y los que tan deprisa han ido a afiliarles, incluso haciendo uso de algunas fabulaciones, y a hacerse la oportuna foto sea el mejor camino para fortalecer el comercio catalán, sea el que ponen en marcha las personas que han nacido en este país o el que levantan ilusionados cientos o miles de emigrantes que vienen a nuestro país a encontrar su tiempo de oportunidades, como decía el lema del reciente congreso del comercio español que celebramos en Valencia.
Hay otros caminos mucho más eficaces y que combaten cualquier signo de discriminación. A modo de ejemplo les citaré algunas de estas iniciativas que desde el sector se están llevando a cabo: los comerciantes que vienen a Catalunya deben aceptar las reglas de juego que son comunes para todos, pero ciertamente se encuentran con dificultades como son el desconocimiento de la normativa vigente, el idioma o la propia idiosincrasia de la cultura catalana. Para paliar esta situación, desde hace meses, hemos editado una guía para establecerse comercialmente en catalán y un código de buenas prácticas del comercio.
La guía está disponible en seis lenguas (catalán, castellano, inglés, urdu, chino y árabe) y cuenta con el apoyo de la secretaria de Comerç i Turisme y de la de Política Lingüística de la Generalitat. Forma parte de la campaña Oberts al català y pretende orientar a todas aquellas personas que lo necesiten a establecerse comercialmente en nuestro país, a conocer la normativa vigente, los recursos de los que pueden disponer y quién les puede asesorar.

EL CÓDIGO
es un decálogo del buen hacer imprescindible para ofrecer una imagen de calidad de nuestro sector: el trato personalizado; una buena información sobre los productos a la venta; y el cumplimiento de las normativas vigentes en temas laborales, medioambientales o urbanísticos, son algunos de sus puntos.
Junto al Consell de Gremis hemos creado un plan para la integración comercial de la inmigración, que ha sido respaldado por el Ayuntamiento de Barcelona y que es un buen complemento para nuestra campaña Oberts al català.
Como ven, existen y con un buen resultado numerosas iniciativas que pretenden aportar soluciones reales al problema de la inmigración. Estamos convencidos de que, si sabemos llevar a cabo una buena política de inmigración, es posible convertir el riesgo en oportunidad. Una buena ocasión para el comercio y para nuestro país de convertir a los recién llegado en savia nueva de este importante sector de nuestra economía.
*Secretario general de la Confederació del Comerç de Catalunya

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