Los inmigrantes pueden ayudar a inclinar la balanza de las elecciones locales del 27 de mayo. Desde la última cita, en 2003, el número de ciudadanos procedentes de países de la Unión Europea (UE) con derecho a votar en las municipales se ha duplicado. Antes eran 153.405 y ya son 318.571. En 2003, la UE tenía 15 países, ahora 27: la incorporación, en 2004, de 10 países de la Europa del este, y el pasado enero de Rumania y Bulgaria, ha sumado en total 78.000 nuevos electores. La mayoría (59.000) son rumanos.

También se ha disparado el número de extracomunitarios con nacionalidad española, que pueden votar en todos los comicios que se celebren como cualquier español de nacimiento.

Hace seis años, el Gobierno concedió la nacionalidad a 12.000 extracomunitarios, según el Ministerio de Justicia. La cifra ahora se ha multiplicado por cuatro. En 2006 ascendía a más de 54.000. Y es que desde 2003, España ha concedido la nacionalidad a más de 140.000 ciudadanos de países ajenos a la UE.

Pese a su poco peso sobre el censo electoral global, de más de 35 millones de personas, el voto inmigrante puede determinar el color político de algunos municipios con un alto porcentaje de electores comunitarios o nacionalizados. Los partidos lo saben y cientos de nombres y apellidos rumanos, marroquíes o latinoamericanos compiten por ocupar el poder en los 8.111 ayuntamientos. Son tantos que incluso a las secretarías regionales de PSOE, PP e IU les resulta complicado cuantificar el número de inmigrantes que figuran en sus listas.

Entre la amalgama de nombres extranjeros, en el número 11 de la lista del PSOE en Manilva (Málaga) figura el apellido Declan. Pertenece a un empresario inmobiliario de origen irlandés, familiar lejano de John Fitzgerald Kennedy, el malogrado presidente de EE UU. Otro ejemplo: el ex futbolista rumano Gica Craioveanu es el segundo de la candidatura del PP en Getafe (Madrid).

La inclusión de extranjeros en las listas no siempre responde a un intento de aprovechar su popularidad. La taiwanesa Ku You Wei Chun, de 45 años, ocupa el número seis de la lista del PSOE en Torremolinos (Málaga). Vive en España desde 1986 y dirige un despacho de abogados con su marido. Wei Chun es secretaria de Inmigración del PSOE de Torremolinos. “Me gusta participar activamente en la política”, explica. Si a los socialistas las cosas les van como en 2003, Wei Chun será concejal en la oposición. También hay candidatos de origen marroquí, como Boughaleb Mimi, de 56 años, número nueve de IU en Valencia, donde vive desde 1969.

Los ciudadanos de la UE inscritos en el padrón y que lo hayan solicitado sólo pueden votar y ser votados en los comicios locales. En las mismas condiciones pueden hacerlo los noruegos,

gracias a un acuerdo recíproco con España.

En cambio, para votar y ser votado en las autonómicas es necesaria la nacionalidad española. Por eso, según PSOE, PP e IU, sólo tres personas de origen extranjero asoman la cabeza en sus listas. Ninguno de ellos se presenta por el PP.

En total, 18.888.139 personas están llamadas a las urnas.

Yolanda Villavicencio, nacida en Colombia, posee el DNI español desde hace 13 años. Ocupa el puesto 34 en la candidatura del PSOE a la Comunidad de Madrid. En la legislatura que acaba, los socialistas madrileños tienen 44 diputados. Los otros dos inmigrantes que concurren a las autonómicas representan a IU. Albert Painaud Guillaume, francés de origen, figura en el puesto 15 en la lista por Zaragoza al Parlamento, donde la coalición sacó un diputado en 2003. Albert, de 56 años, llegó a España hace 20 y tiene DNI español desde hace diez. Este arqueólogo empezó a militar hace una década en IU, donde trabaja en las áreas de Medio Ambiente y Cultura:

“El mío es un partido transformador, que responde a mis perspectivas”.

El argentino Osvaldo Monteverde ocupa el quinto puesto en la lista de Lanzarote al Parlamento canario, donde ahora IU no tiene representación. Ha cumplido 68 años y lleva 33 en España. Desde 1986 tiene DNI y trabaja como guía turístico. En Buenos Aires formaba parte del Partido Comunista y tras el golpe de estado, en 1974, del comandante Videla, no pudo volver. Hace 12 años empezó a militar en IU de Lanzarote, donde forma parte de la junta gestora. “Muy pocos se acuerdan ya de que soy argentino”, asegura.