Chinos en Barcelona
La Vanguardia, , 15-05-2007Mi barrio ideal sería aquel en el que mis hijas pudiesen asistir a una guardería pública, dispusieran de equipamientos municipales adecuados y de ofertas de ocio y comercio de proximidad diversificado.
Pero vivimos en un barrio barcelonés de clase media, donde en un solo tramo de calle disponemos de catorce entidades financieras y cinco agencias inmobiliarias; a pesar de esta uniformidad sectorial, no ha habido ningún acto de protesta vecinal. ¿Será porque son empresas españolas y no propiedad de la comunidad china? Respeto el derecho de expresión y de manifestación de los vecinos del Eixample en su protesta contra la excesiva concentración de comercios chinos en su barrio, pero también exijo que se respete la libertad de empresa y la libre elección de residencia de cualquier conciudadano.
Lamento la desaparición del comercio de la familia Mor, supuestamente motivado por la subida del alquiler de los locales. Pero culpar del boom inmobiliario y del incremento de los alquileres a los comerciantes chinos es un ejercicio interesado de manipulación de la realidad. El pequeño comercio desaparece porque estos mismos vecinos solidarios que se manifiestan han cambiado sus hábitos de consumo y adquieren los bienes en las grandes superficies, sector liderado por grupos de distribución multinacionales comunitarios (y aún está por ver alguna manifestación contra este dominio económico).
Pediría a las autoridades que aclarasen de forma institucional la situación en que se encuentran los comercios chinos. Y que, a pesar del periodo electoral, tuviesen la valentía de desactivar el malestar vecinal, porque se avecina Sant Joan y en nuestra retina están muy cercanos los altercados de Elx y de los barrios de Gràcia y Sants.
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