La seguridad, dice Artur Mas
CiU se hace oír, a la francesa, en un debate dominado por ETA y el ladrillo
La Vanguardia, , 15-05-2007NRIC JULIANA – Madrid
RIESGO DE INVISIBILIDAD
CiU intenta entrar en el núcleo de la campaña con un argumento fuerte, real y arriesgado
LA ESTELA FRANCESA
La ‘onda Sarkozy’ invita a los partidos a un lenguaje más áspero, directo y, acaso, sincero
PRUDENCIAS MADRILEÑAS
En Madrid y Valencia, donde gobierna, el PP es cauteloso con el discurso sobre la inmigración
Francia es grande, y Nicolas Sarkozy, su nuevo profeta. En el consulado general en Barcelona – sito en la ronda Universitat y siempre muy bien informado del avatar catalán-, hay estos días motivos suficientes para una franca satisfacción. Desde los fastos de 1968, cuando las calles aún estaban adoquinadas, nunca fuimos tan afrancesados. Hay bofetadas por ser Sarkozy. Y en ambientes ilustrados triunfa el señor André Glucksmann, ayer maoísta y hoy sepulturero intelectual del Mayo exagerado. Curioso entierro: los de la funeraria son casi los mismos que hincharon el fabuloso mito izquierdista. Y es que la expedición de certificados – de nacimiento o defunción, de sabiduría o de radicalidad-, siempre ha sido una gran especialidad francesa.
Aparentemente renacida de sus angustias, Francia ventea España y Catalunya le sigue, trémula y expectante. En la senda que conduce a París, Artur Mas intentó ayer la geste de colocar la cuestión de la seguridad (y por extensión, de la inmigración) en el centro del debate. Difícil tarea, puesto que la campaña ha comenzado férreamente monopolizada por los intereses estratégicos y morales de los dos grandes partidos españoles.
Para la derecha, el súmmum de la inmoralidad es que los amigos de ETA puedan presentar candidatos en un centenar de municipios vascos. Y para la izquierda, lo más feo son las alegrías con el ladrillo. Los primeros siguen sin recordar la apertura de miras para con el Movimiento Vasco de Liberación cuando José María Aznar creyó, en 1998, que era llegada la hora (luego se dio cuenta de que no),y los segundos parecen pasar por alto que sin el ladrillo y sus locuras, la economía española no habría cerrado el primer trimestre del 2007 con un crecimiento del 4%, envidia de todas las cancillerías europeas.
Mas, que fue alumno del Liceo Francés de Barcelona y de la escuela Aula (fundada en 1968 por el señor Pere Ribera, pedagogo de matriz francesa), insistió ayer en un argumento ya esbozado en días anteriores por Convergència i Unió: la preocupación por la seguridad, ante las recientes noticias sobre un mal funcionamiento de los Mossos d´Esquadra y las informaciones referidas al reclutamiento de militantes yihadistas (radicales islámicos) en diversos municipios. Un tema acerado para una agenda difícil. Un tema con quilla. Un tema arriesgado. Un tema Sarkozy.
Francia no sólo está en la mente de Mas. David Madí, su principal asesor político, también fue alumno del Liceo Francés. Aficionado a los platos fuertes, Madí estuvo hace unas semanas en Francia estudiando el último tramo de la batalla Sarkozy-Royal. Volvió impresionado por la profundidad del combate y por su fondo anímico: el deseo mayoritario de los franceses de superar el declive. Catalunya – teoriza el grupo dirigente de CiU- también va cuesta abajo y deberá ser convocada con ideas fuertes. Ésta es la línea de fondo y alrededor de ella los dos componentes de la federación trenzan sus movimientos tácticos, en una coyuntura electoral nada fácil para los herederos de Jordi Pujol.
Pese a que hace unas semanas se sintió atraído por el burbujeo centrista de François Bayrou, Josep Antoni Duran Lleida también tiene motivos para sumarse al regimiento de húsares de le petit Napoleon (Sarkozy, obviamente), aunque aquí se hace necesaria una cautela: un democristiano jamás será un afrancesado a tiempo completo; un democristiano siempre ha de estar pendiente de lo que bulle en Roma, concretamente, en la plaza de San Pedro. Duran, decíamos, también tiene motivo para pisar el acelerador. Si las municipales son unas primarias, el hombre de CiU en Madrid no puede dormirse bajo los pináculos temblorosos de la Sagrada Família y el cálido voluntarismo de Xavier Trias i Vidal de Llobatera. Sin quilla, no hay tercera vía.
Ocurre, sin embargo, que Catalunya no es Francia, porque el cardenal Richelieu no acabó de apretar las tuercas al conde-duque de Olivares cuando la república catalana de Pau Claris se puso a disposición de París en 1640. La cultura política catalana sigue hegemonizada, con dificultades, por la corriente socialdemócrata (ecos del 68, ¡ay!, recuerdos de la Assemblea de Catalunya, trazas católicas, montserratinas y montinianas, costumbrismo ecologista, sindicalismo inteligente, y administración, mucha administración municipal), de manera que toda incursión electoral en el campo de la seguridad y la inmigración tiene siempre unos riesgos deslizantes.
Mas no tardó ayer en ser acusado de recurrir al “populismo barato” y de querer arañar votos con el discurso del miedo. Fueron dardos enviados por Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya, partidos ubicados en una franja cómoda del espectro, ya que su base electoral no reposa en los barrios donde la convivencia, además de ser un bello discurso, es un reto diario. El PSC, con un campo sociológico mucho más complejo e inestable, ha comenzado a modular su dialéctica. Y algunos de sus candidatos municipales, como el alcalde de l´Hospitalet, Celestino Corbacho, no esconden ciertos visos de dureza. De severidad.
La cuestión de la inmigración y la convivencia también está presente en la campaña municipal española, pero sin gran intensidad, por el momento, pese a que Mariano Rajoy Brey (húsar de Sarkozy con el grado de mariscal) lo lleva en su programa. Hay un dato que debe ser tenido en cuenta: el Partido Popular es la fuerza gobernante en las principales áreas metropolitanas españolas (Madrid, Valencia, costa andaluza…) con la única excepción de la región de Barcelona y la pujante Zaragoza, en manos socialistas, y del Gran Bilbao (PNV y PSOE). En toda España hay problemas de seguridad y convivencia, evidentemente, pero ése es un foco que ahora sólo interesa parcialmente al PP. En Madrid, por ejemplo, el discurso del centroderecha es el siguiente: Madrid va como una moto gracias a la política liberal. Ello genera oportunidades para todos, sin graves problemas en los barrios. En Valencia suena la misma música.
Cuando lleguen las elecciones generales, probablemente el debate adquirirá otro cariz.
El cuadro catalán, una vez más, difiere del resto. Y en este cuadro, el presidente de la Generalitat, José Montilla, entregó anoche el premio Christa Leem 2007 al jugador del Barça Lillian Thuram, destacado por su militancia antirracista (y por sus críticas a le petit Napoleon durante la pasada campaña francesa). En la entrega del premio, Montilla pidió que las personalidades populares en Catalunya se manifiesten públicamente en favor de la convivencia. El president criticó especifícamente a Mas. “Lamento que haya declaraciones que suscitan problemas de convivencia por parte de personas que están obligadas a solucionarlos y no a generarlos”.
El premio Christa Leem, concedido por el grupo Un dels nostres,lleva el nombre de la que fuera musa del poeta Joan Brossa a finales de los años setenta, cuando el striptease tenía un aire intelectual. Y afrancesado.
(Puede haber caducado)