Votar es un derecho y M2 continúa en la búsqueda de los testimonios de la gente que votará por primera vez, a pocos días de comenzar la carrera hacia el próximo 27 de mayo Pedro Asimbaya y Blanca Toapanta explican que hay dos momentos especiales desde que emigraron de Ecuador. El primero fue el nacimiento de su hija, Sara, en Madrid, hace tres años ya. El otro momento se concretó hace pocas semanas cuando llegó en la correspondencia una carta que les comunicaba que fueron empadronados y estaban capacitados para ejercer su derecho al voto.

Cuando se les concedió la ciudadanía española, sintieron alegría, pero la sensación de la notificación de votar no se puede comparar. Están listos para el compromiso que se les viene y han empezado a hablar de las cosas que les gustaría que cambiaran, ahora que tienen la oportunidad de participar democráticamente en la ciudad en la que han podido progresar gracias a su esfuerzo.

Blanca dice que le encantaría que los candidatos planifiquen en sus programas de gobierno más programas para que los jóvenes emprendan sus propios negocios. «Mi hija, Gabriela, accedió a un plan de estos, y ahora ha abierto una cafetería en Aluche, que se llama Bar Concorde. Me gustaría que esas iniciativas vinieran del Ayuntamiento, de la Comunidad, y así esta ciudad sería más próspera», dice esta orgullosa madre.

Otra de las preocupaciones que tiene Blanca es que los Gobiernos locales trabajen en conjunto para establecer más guarderías. Su deducción de la situación demuestra que la economía doméstica es un ejercicio de sentido común, que a veces los políticos no lo tienen claro. «Creando guarderías habría menos paro entre las madres que tienen que quedarse a cuidar a sus hijos, y así se crearían más puestos de trabajo», explica. En pocas palabras, la economía de Madrid podría dinamizarse. «Ahora hay muchas mujeres que quieren trabajar, pero que al tener hijos no pueden hacerlo y, como no hay guarderías, la única solución es dejar a los niños en casa de personas que no carecen de permisos para esa labor y que hacen este trabajo a escondidas, con todos los peligros que acarrea», dice.

Mientras tanto, su esposo Pedro tiene un reclamación contundente para los candidatos: «Tienen que bajar los impuestos para que la gente pueda tener un respiro. De un tiempo acá, hay tantos impuestos que es agobiante para las personas que deseamos trabajar», exclama este conductor de camión con el que reparte productos lácteos en Madrid. En nueve años de duro trabajo, ha podido adquirir dos camiones y el piso en el que vive. «Recuerdo que en las últimas elecciones prometieron que iban a congelar los impuestos. Ahora resulta que los precios de los pisos están inalcanzables, que los servicios suben hasta las nubes. Y todo porque la gente tiene que pagar impuestos altos y eso les pasa a las personas que necesitan comprar. Entonces, todas esas promesas de campaña fueron una gran mentira», analiza.

Los dos tienen decidido que votarán, pero se tomarán el tiempo para comparar las ofertas. Los socialistas se acercan a la opción de Pedro, pero que no se confíen mucho, porque tanto él como su esposa Blanca manejan la teoría de que el voto nulo es una opción política para dejar claro que querían votar, pero que ninguno de los candidatos les parecía bueno.

PEDRO ASIMBAYA RAMIREZ/ BLANCA TOAPANTA

Chófer. Su pasión es conducir. A los 15 años ya era ayudante, y luego fue taxista y conductor de línea urbana en Quito, Ecuador. Luego se hizo conductor de autobuses que tenían destino la costa. En Madrid ha hecho de todo, desde albañil, jardinero, fontanero e interno. Tiene 43 años.

Amor a primera vista. Dice que lo suyo con Pedro fue amor a primera vista. Lo conoció mientras él conducía un autobús en Quito, Ecuador. En Madrid ha trabajado como interna, tanto al cuidado de niños como de abuelos. Tiene tres hijas con Pedro: Gabriela (21 años), Valeria (17), y Sara (3).