El repunte en la llegada de embarcaciones clandestinas al Archipiélago no ha cogido a nadie por sorpresa. Lo venían advirtiendo desde hacía tiempo expertos en materia migratoria de distintas instituciones y organismos, y los peores presagios han empezado ya a cumplirse. Aún así, el descenso en el número de inmigrantes que han logrado tocar costas canarias este año ha sido notable si se compara con los más de 31.200 indocumentados que consiguieron alcanzar las Islas en 2006. No en vano, en los primeros cinco meses de este año han sido unos 2.700 los «sin papeles» que han llegado a Canarias, frente a los casi cinco mil del pasado ejercicio. Desde organismos como Cruz Roja o la Organización Internacional de las Migraciones apuntan que el incremento de los controles en las costas africanas con el dispositivo europeo del Frontex y el programa de repatriaciones llevado a cabo en 2006 han sido dos de los principales elementos disuasorios a la hora de embarcarse en pateras o cayucos para cruzar el Atlántico. El tercer factor – «no tan decisivo como los dos anteriores» – , anotan, es la sensibilización de la población africana después de que miles de compatriotas hayan muerto en el intento de llegar a Canarias.