«Mis hijos no volverán a vivir en Ecuador, para ellos ya no es su país»

ABC, 13-05-2007

Mariana resume su vida en los últimos dos años en una frase: «Ha cambiado mucho, no imaginaba que los papeles abrirían tantas puertas». La encontramos en febrero de 2005 aguardando su turno para regularizarse en una oficina de Vallecas. Era asistenta.

Su marido, empleado como pintor, esperaba en la misma oficina junto a su jefe, un empresario español que «hizo los papeles» a todos sus trabajadores. Mariana ya se había traído a Madrid en esas fechas a sus dos hijos que ya tienen 15 y seis años. Los cuatro eran irregulares y los cuatro querían quedarse en España. Ahora solicitarán la nacionalidad.

«En cuanto tuve los papeles cambié de trabajo. Soy ayudante de cocina en un bar. Nos va muy bien. Mi marido sigue en la misma empresa, con un buen jefe y buenos compañeros», nos cuenta Mariana aún sorprendida porque su historia suscite interés. Ella se siente una más, una afortunada que asegura haber sido bien tratada en España. Hace más de cinco años que llegó y no ha vuelto a Ecuador.

Es la cara amarga de su historia de futuro, con su piso modesto y aseado en Ciudad de los Ángeles, sus dos sueldos y sus niños a los que les va muy bien en los estudios y tienen amigos españoles y extranjeros por igual. «Ellos están más integrados que nosotros. Tenemos claro que no volverán a vivir en Ecuador. Para ellos ya no es su país. Mi marido y yo sí regresaremos». Mariana se entristece. Sabe que sus hijos tendrán una vida mejor, pero de nuevo percibe el horizonte de la separación. «Hace cinco años que no veo a mis padres ni a mis tres hermanos». Este verano tampoco podrán volver porque se acabaron los billetes; mientras, Mariana se conforma con poder enviar dinero a casa.

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