La figura de Yahweh ben Yahweh (Dios, hijo de Dios), cubierta con túnica y turbante blancos y acompañada de una larga y cuidada barba – que irremediablemente evocaba la imagen de los sijs del Punjab – , era muy conocida en Miami, desde donde dirigía una peculiar secta.

Escoltado por guardaespaldas armados y viajando en coches de lujo, Yahweh (que nació con el nombre de Hulon Mitchell) siempre supo que su destino estaría vinculado al de la fe. Estudió en las escuelas segregadas de su Oklahoma natal, donde sufrió en carne propia los estragos del racismo; pero, en lugar de poner la otra mejilla, aprendió de los sermones de su padre, ministro pentescostal, el poder de la unión.

El libro favorito del reverendo Mitchell era el Éxodo – que leía con frecuencia a sus 15 hijos – , del que nuestro protagonista extrajo las enseñanzas que marcarían su carrera. No le sirvieron para hacer el bien y eludir la cárcel, pero sí para hacerse rico.

Durante su juventud sirvió en las Fuerzas Aéreas y estudió Psicología en la universidad, pero su vocación estaba alejada de los temarios que se impartían en las aulas, por lo que renunció antes de conseguir un título.

Abandonó el credo de sus padres para vincularse a un grupo de rosacruces, pero en los 60, durante uno de sus frecuentes cambios de opinión, se vinculó a la Nación del Islam y los Black Muslims de Malcom X y Elijah Mohamed, llegando a dirigir una mezquita con el nombre de Hula Shah.

Volvió al seno del cristianismo y fundó la Iglesia Cristiana Moderna, pues descubrió que la fe, además de montañas, movía millones de dólares. Perfeccionó su estilo creando el Templo del Amor, que captó varios miles de afiliados en poco tiempo, y fue el precursor de un emporio que ahora, tras su muerte, está valorado en más de 90 millones de euros.

Lo fundó en Miami, donde llegó en 1976 y en donde adoptó – tras haber sido conocido también como Padre Mitchell y Hermano Amor – el nombre de Yahweh ben Yahweh. Se definía como un Dios vivo («soy la reencarnación de mí mismo»), el mesías de los elegidos (los negros) por Dios (que también sería negro). Su secta rechazaba a blancos y judíos (pese a utilizar el idioma hebreo) y no se oponía a la poligamia (el propio Mitchell tenía siete esposas).

La Nación de Yahweh, la secta que le haría famoso en toda la nación y que dirigía con mano de hierro, controlaba apartamentos, restaurantes, tiendas y hoteles en Florida y Georgia, y logró un enorme reconocimiento social (de hecho el alcalde de Miami declaró el 7 de octubre de 1990 como el día de Yahweh ben Yahweh), pero estuvo siempre salpicada de escándalos.

A finales de los 80, sus líderes habían sido acusados de abuso de menores, conspiración, fraude y asesinato, pero fue el testimonio de Robert Rozier, un ex jugador profesional de fútbol americano y miembro arrepentido del grupo, el que sirvió para juzgar a Yahweh ben Yahweh y sus seguidores.

Fueron condenados por ser responsables de más de 10 asesinatos y, durante el proceso, se reveló que el líder – su mesías – pedía a los iniciados – sus Angeles de la muerte – que saliesen a la calle a matar a un diablo blanco y le trajesen una oreja como prueba.

Cumplió 10 años de condena y en 2001 salió en libertad condicional aquejado ya del cáncer que acabó con su vida. La Justitica le prohibió tomar las riendas de su negocio y contactar con sus antiguos seguidores, pero hace apenas tres meses sus abogados solicitaron que le fuese retirada la condicional para poder «morir con dignidad».

Las familias de sus víctimas protestaron, pero el Dios, hijo de Dios lo logró y pudo morir en calma, acompañado de sus fieles, sus esposas y sus cuatro hijos.

Yahweh ben Yahweh, líder de una secta, nació en 1935 en Oklahoma (EEUU) y falleció en Miami el 7 de mayo de 2007.