La policía confirma la "normalidad" de la noche electoral con sólo 730 coches quemados y 592 detenciones

El alma quemada de Francia

La Vanguardia, , 08-05-2007

PLÀCID GARCIA-PLANAS – París. Enviado especial

“Poner orden en la ‘banlieue’ será como educar a un maleducado que ya tiene treinta años”
Francia vivió con absoluta normalidad la noche electoral del domingo: en todo el país sólo se quemaron 730 coches y se practicaron 592 detenciones. Éste es el balance que ayer ofreció la Direction Générale de la Police Nationale (DGPN). Más datos para la normalidad: hubo un total de 78 agentes heridos.

Lo afirmaba la DGPN en una nota: “La segunda vuelta de las presidenciales no ha desembocado en grandes movimientos de violencia urbana en los barrios difíciles”.

En un país – Francia- donde cada noche se queman de media entre 70 y 100 coches, con fuertes repuntes los fines de semana y fiestas de guardar; en un país donde los noticiarios informan de la intensidad de voitures brûlées como los australianos informan regularmente del grosor de la capa de ozono o los mexicanos sobre el grado de contaminación en la capital federal, la noche del domingo y la madrugada del lunes fueron “normales”.

Ayer por la mañana, este reportero se sumergió en la normalidad de una banlieue de Sena-Saint-Denis para tomarle el pulso. A las 23.30 horas del domingo, el responsable de la prefectura había hecho balance de la situación hasta ese momento: 18 vehículos incendiados y siete detenidos. “El equivalente a un sábado por la noche cualquiera”, subrayaba el prefecto. El suburbio elegido es Aulnay-sous-Bois, con un núcleo urbano bien francés, de casitas con jardincitos y algún que otro enanito acechando entre setos. En las calles se anuncia, para el sábado, un “festival de músicas militares” y, para el domingo, otro “festival latino andalou de los cantes de ida y vuelta” (sic).

La plaza Charles de Gaulle está llena de coches: ninguno quemado. Tampoco ningún coche brûlée en la plaza del general Leclerc, un mariscal que, nos informa el monolito, “condujo a sus soldados victoriosos del Chad hasta liberar Estrasburgo y Berchtesgaden”. ¿Se imaginan a las tropas coloniales partiendo de Yamena y llegando al muy gótico Nido de las Águilas? En la pequeña avenida

14 de Juillet también está todo en orden: una mujer arrea un guantazo a su hijo por hacer el imbécil. Sarkozy habría estado muy de acuerdo.

Entre el centro de Aulnay-sous-Bois y la primera cité – los bloques gueto que se construyeron para los inmigrantes-, un joven de nombre Yusuf ofrece a La Vanguardia su muy elaborada opinión sobre el nuevo presidente de Francia.

- Je m´en fous – espeta, que traducido sería algo así como “me importa un huevo”-.

Ya de regreso al centro de la banlieue – sin ningún coche chamuscado en el trayecto- otro joven de Aulnay de origen portugués, de nombre Manuel, ofrece una versión algo más elaborada y que recuerda al guantazo observado en la avenida 14 de Juillet.

- Yo he votado a Sarkozy porque hay que poner orden. Y no será fácil, porque han pasado tres o cuatro décadas sin que nadie haya puesto orden en Francia. Es como intentar educar a un maleducado cuando ya tiene treinta años – afirma-.

Manuel está entre el 45,5% de los electores de Aulnay-sous-Bois que votaron a Sarkozy, frente al 54,5% que votó aquí a Royal: un índice – el de Sarkozy- nada malo por ser esto lo que es, una banlieue,y teniendo en cuenta que las cités de la municipalidad se volcaron a votar como nunca lo habían hecho. Como afirma Mohammed, un estudiante, “por una vez que nos implicamos en la vida política y votamos en masa, tenemos la impresión de que no contamos para nada”.

Y este reportero regresa de la periferia al centro de París habiendo detectado un considerable número de jardines con enanitos y sin haber visto un solo coche quemado, reforzado en la sensación de que, como afirma el colega José Ramón González Cabezas, “la banlieue no es un territorio, es un fenómeno”. Casi un estado de ánimo.

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