PERFIL DEL TRIUNFADOR

Sarkozy, el hijo del inmigrante que nunca se nacionalizó galo

El Palacio del Elíseo estrena la presidencia de un francés de primera generación, oriundo de la nobleza húngara

La Verdad, FERNANDO ITURRIBARRÍA, 07-05-2007

Desde la izquierda gala se suele resaltar que, de haber imperado tras la II Guerra Mundial su dura política de inmigración, Nicolas Sarkozy no sería francés. La gran paradoja es que el presidente recién electo de Francia es el primer hijo de inmigrante que accede a la jefatura del Estado y lo hace con la promesa de cerrar las puertas a extranjeros como su padre. Pal Sarközy de Nagy – Bocsa, veinteañero noble húngaro desertor de la Legión Extranjera, encontró techo en el metro de París a finales de 1948 como tantos sin papeles que hoy se escabullen de las redadas propias a la inmigración escogida promovida por el candidato ganador.

Seis de los ocho bisabuelos del estadista ahora empeñado en restaurar el orgullo patrio no eran franceses. Los Sarközy, familia de la pequeña nobleza feudal, son oriundos de Alattyan, una aldea de 3.000 habitantes a un centenar de kilómetros al este de Budapest. El ingreso en la nobleza de regio abolengo fue recompensa en 1628 del rey Fernando II de Hungría a un antepasado por su bravura en la lucha contra el invasor de esa Turquía que Sarkozy no quiere ver dentro de la Unión Europea. Pal, el padre, escapó con veinte años de las expropiaciones soviéticas, el colectivismo comunista y el reclutamiento por el Ejército Rojo.

Con raíces judías

Las ramas maternas del árbol genealógico tienen raíces judías. Se remontan a la huida de la persecución en España de una familia sefardí refugiada hasta comienzos del siglo XX en la griega Tesalónica. El cirujano Bénedict Mallah, abuelo materno, se hizo cargo de su hija y sus tres nietos cuando fueron abandonados en 1950 por el mujeriego de su yerno para casarse con la hija del embajador de Hungría en París, otro de los cuatro matrimonios del aventurero donjuán.

El abuelo Bene, judío converso, contagió la fascinación por el general De Gaulle e inoculó el veneno de la política al pequeño Nicolas, ya acomplejado por su pequeña estatura frente a sus hermanos Guillaume (empresario) y François (pediatra). Aquel adolescente estudioso, colérico y peleón levanta hoy en el palacio del Elíseo el acta de defunción del gaullismo para encarnar una derecha sin complejos, liberal, atlantista y autoritaria, patria del esfuerzo y la meritocracia, donde los alumnos se ponen de pie cuando el profesor entra en clase y los mozalbetes delincuentes son carne de presidio.

En el plano profesional, el abogado Sarkozy tendrá que ceder – probablemente a un hijo – por incompatibilidad el 34% del capital en el bufete que fundó hace veinte años con su colega Arnaud Claude, que tiene empresas como Toyota o ciudades como Levallois en su cartera de clientes. Esta sociedad profesional, con sede en el número 52 del parisiense bulevar Malesherbes, factura entre 1,5 y 2 millones de euros al año, lo que en 2005 supuso unos ingresos de 17.000 euros al entonces ministro del Interior, según su propia declaración.

Sarko el americano, como le llaman sus numerosos detractores, comparte con el movimiento neoconservador teorías como el determinismo genético y simpatiza con las ideas de George W. Bush, abstemio como él.

Mosquetero de las derechas europeas con José María Aznar y Silvio Berlusconi, su primer viaje al exterior como presidente será a Bruselas y Berlín para promover el minitratado, limitado a las cuestiones institucionales, con el que pretende sacar a la Unión Europea de la crisis provocada por los referendos francés y holandés. Sarkozy tiene previsto convocar en verano una sesión extraordinaria del Parlamento para marcar con hechos rápidos su lema de la ruptura tranquila. Entre esos proyectos figura la instauración del servicio mínimo garantizado en los transportes públicos en caso de huelga, que si dura más de ocho días tendrá que ser sometida a votación secreta y no a mano alzada en asamblea. Otra ley instaurará penas mínimas para los delincuentes multirreincidentes así como la mayoría penal desde los 16 años para los menores multirreincidentes.

El Gobierno Sarkozy estará restringido a una quincena de carteras y respetará el principio de paridad entre hombres y mujeres. El presidente presentará su hoja de ruta ante el Parlamento, lo que requerirá revisar la Constitución.

Una ley de finanzas exonerará las horas extra de cargas sociales e impuesto sobre la renta, suprimirá los derechos sucesorios y de donación al 90% de los franceses e incentivará los créditos para vivienda. En materia de extranjería, endurecerá las condiciones para permitir a los familiares venir a vivir con los inmigrantes: deberán saber francés y el pariente que los acoja estará obligado a tener un trabajo y una vivienda digna. Lo que no tenía en 1948 un tal Pal Sarközy, residente habitual en Ibiza que nunca se ha preocupado por nacionalizarse francés.

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