ELECCIONES FRANCESAS

las claves del programa

Nicolas Sarkozy ha logrado con 52 años llegar a la meta política que se había impuesto cuando sólo contaba 19. El joven corredor de fondo ha ganado.

Diario de Navarra, COLPISA FOTO, 07-05-2007

aYER, el candidato conservador Nicolas Sarkozy hizo realidad su sueño de convertirse en presidente de Francia, un cargo por el que trabajaba con ahínco desde hace años, convencido de reunir las cualidades para ser la persona que transforme el país.

Invulnerable, carismático, provocador, hiperactivo o desesperante: Nicolas Sarkozy, de 52 años, candidato más votado también en la primera vuelta de estos comicios, el 22 de abril, provoca sentimientos encontrados, pero no deja indiferente.

El líder de la derecha se autoproclamaba candidato de la «ruptura», prometía un nuevo modelo social basado en el trabajo, el orden y la autoridad, y se esforzó para marcar las diferencias con la política llevada a cabo por su predecesor, Jacques Chirac, pese a pertenecer al mismo partido.

A favor y en contra

Para sus partidarios, Sarkozy es un hombre de gran energía y honestidad, que sabrá dar seguridad a los ciudadanos y sacará a Francia de su actual crisis económica.

Para sus detractores, es un hombre que inspira miedo, totalmente inestable, que no tiene capacidad para presidir Francia.

«Hace 25 años que las personas me conocen. Hace tiempo que dicen que mi hora ha llegado. Yo pienso desde siempre en ello, incluso cuando nadie se lo planteaba: la presidencia de la República», declaró Sarkozy antes de comienzo de la campaña.

Su defensa de la identidad nacional, su deseo de controlar, elegir y reducir la inmigración, y la mano dura aplicada para reducir la inseguridad levantaron críticas incluso entre gentes de su partido, pero Sarkozy hizo oídos sordos y recordó que sus ideas reciben el apoyo mayoritario de los ciudadanos.

Hijo de una abogada francesa y un inmigrante húngaro, Sarkozy, abogado de formación, tiene una experiencia de 30 años de vida política. A los 19 años ya dirigía las juventudes del partido, a los 20 pronunció un discurso que dejó con la boca abierta a todos los viejos lobos de la derecha y con menos de 30 fue elegido alcalde de Neuilly sur Seine, una ciudad burguesa a las afueras de París.

La carrera a la presidencia de este político se inició realmente cuando asumió el liderazgo del partido Unión por un Movimiento Popular (UMP) en 2004.

En los últimos meses, Sarkozy consiguió poco a poco los apoyos de los pesos pesados del partido, incluido el tibio respaldo del actual presidente, Jacques Chirac.

Sus malas relaciones con el jefe del Estado se remontan a 1995, cuando Sarkozy lo «traicionó» defendiendo la candidatura de Edouard Balladur en las presidenciales en las que Chirac resultó finalmente vencedor.

Ministro de Interior desde 2002 hasta marzo de 2007 (con una interrupción de varios meses en los que fue titular de Economía), Sarkozy dio una idea de cuál será el carácter de su presidencia.

Sus declaraciones durante la violenta revuelta en los suburbios de París en noviembre de 2005 lo convirtieron en “persona non grata” en estos arrabales donde la exclusión es dramática.

Tono conciliador

Pero Sarkozy comenzó su campaña electoral asegurando «haber cambiado» y su tono se volvió todavía más conciliador tras la primera vuelta. El político asegura ser objeto de una campaña de ataques y se presentaba como el candidato «del pueblo francés» y de «todos los franceses».

La incógnita personal en esta carrera fulgurante de Sarkozy ha sido la crisis matrimonial con su segunda esposa Cecilia, de origen español, con quien tiene un hijo. Oficialmente, la pareja sigue existiendo, pero los rumores sobre su verdadera situación se multiplican. El candidato prometió explicarse al respecto «después de las elecciones».

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