Dios a la carta, la religión es el menú
ABC, 06-05-2007En Europa, libertad religiosa es sinónimo de laicismo. Pero Estados Unidos «is different». Allí, por libertad religiosa no se entiende, ni se ha entendido nunca, libertad de creer o no creer, sino libertad de elegir en qué Dios se cree. Se puede ser protestante, evangelista, judío, católico, amish… El único lujo que uno no se puede permitir, para llegar a ser algo en la vida, es decir que no cree en nada.
Conviene recordar que la sociedad norteamericana hunde sus raíces en los fugitivos de las grandes persecuciones religiosas europeas, cuando estas alcanzaban su dramático cénit. Para un americano WASP (las siglas en inglés de «blanco, anglosajón y protestante», el cóctel humano que se bajó del Mayflower), la religión es casi un componente nacional genético. Y para las miríadas de inmigrantes de todos lados que han venido después, muchas veces es una seña de identidad que resiste mejor que otras la erosión del desarraigo. Las Vírgenes Marías de los jardines de los italoamericanos, portorriqueños, etcétera, son habitual y orgullosamente de tamaño natural.
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