VALENCIA | CIUDAD
150 indigentes malviven en las naves abandonadas del futuro parque Central
Los vecinos denuncian incendios en el interior de las fábricas, la acumulación de toneladas de basura y la inseguridad que sufre el barrio
Las Provincias, , 06-05-2007Los vecinos denuncian incendios en el interior de las fábricas, la acumulación de toneladas de basura y la inseguridad que sufre el barrio Hace un par de semanas, un hostelero que prefiere ocultar su nombre se disponía a abandonar el negocio tras una dura jornada de trabajo. Eran las nueve de la noche del domingo cuando un hombre entró en el local pidiendo cambio para tabaco. El hostelero, cansado, explicó que ya había cerrado. La respuesta fue, cuanto menos, irracional. Blandiendo uno de los taburetes de metal del bar, el indeseable cliente amenazó con golpearle con claros gestos violentos. Todo por la dichosa cajetilla.
Escenas violentas de este tipo se han producido repetidas veces en las inmediaciones de la calle San Vicente Mártir, y todas las miradas apuntan hacia las viejas naves de Macosa y Hierros Mateu, refugio de entre cien y 150 indigentes y personas sin recursos, según fuentes de la Policía Local que trabajan en la zona.
Los vecinos están cansados de la situación. Las fábricas están ocupadas desde hace años, incluso hay indigentes que se han establecido con todo tipo de comodidades. A la altura del número 300 se puede ver como de un edificio completamente desvencijado (apenas queda la estructura de hormigón) sobresale una antena de televisión. Las naves se encuentran en una situación insalubre, repletas de basura y en estado ruinoso, y los vecinos tienen miedo ante los comportamientos agresivos de los inquilinos, lo que dificulta la convivencia en el barrio.
Siempre se ve gente nueva. Creo que esto es como un punto de recepción de los que vienen de fuera, y desde aquí se distribuyen a otras zonas. Esta gente no tiene una labor definida. Los mayores se dedican a la chatarra, las mujeres piden y los jóvenes, de entre 16 y 30 años, roban lo que pueden, explica otro hostelero de la zona, que tuvo que desconectar varios enchufes de su negocio porque se instalaban en el interior y ponían música, ahuyentando al resto de la clientela.
Que los tiren de aquí, espeta Enrique V, vecino de este tramo de la calle. Todo esto desmerece la zona muchísimo. Hay un piso que lleva siete meses sin venderse, explica. Ves que entran con carros con chatarra a todas horas. Cogen todo lo que ven en los contenedores, lavadoras o cualquier clase de electrodoméstico, continúa.
Trinidad también reside en San Vicente Mártir. Hay veces que aparcan en la puerta de la fábrica, en la propia calle, causando graves problemas de tráfico en la avenida, pero claro, nadie les puede decir nada, señala.
Agua, luz y hogueras
Fuentes vecinales explican que se trata de inmigrantes procedentes de países del este y de etnia gitana, que malviven sobre todo de la chatarra. Disponen de luz, aunque el agua la tienen que conseguir de las fuentes de la zona.
Las viejas naves son conocidas por sus muchos incendios, consecuencia de las hogueras que se realizan en el interior. En estos casos es cuando puede intervenir la Policía Local. Para forzar un desalojo, es necesaria una denuncia de alguno de los propietarios de las naves, explica un portavoz del cuerpo municipal, quien excusa la pasividad de las autoridades en la complejidad de la situación.
El Ayuntamiento inició un expediente por parte del servicio de disciplina urbanística y ruinas en el 2000, aunque todavía no ha concluido la tramitación. Adjunto en este documento se encuentra un informe de la delegación de Sanidad sobre la insalubre situación de las naves y las precarias condiciones sanitarias del asentamiento.
Que las derrumben sería un logro. Por lo menos toda la gente que hay metida no tendría donde estar, lo que incrementaría la seguridad en la zona, señala Pedro Vergara, presidente de la asociación de vecinos de la Cruz Cubierta.
Los residentes, que llevan sufriendo la ocupación sistemática de las naves desde hace un par de años, explica Vergara, tienen alguna esperanza a la que aferrarse. Tras la última reunión de la Sociedad Parque Central se determinó que se agilizarían los trámites con los propietarios de las naves grandes inmobiliarias y empresas que esperan la ejecución del proyecto para rentabilizar su parte del suelo con la intención de demolerlas lo antes posible. El problema es que un derribo anticipado podría suponer una compensación a los propietarios, extremo que se pretende evitar.
Si nos tenemos que esperar al Parque Central no habrá soluciones hasta 2012, por eso pedimos que se derriben cuanto antes, reitera Vergara. Por la noche dan vueltas por contenedores, donde buscan chatarra y comida, y dejan todo por fuera en las aceras, afirma.
Desde la asociación vecinal señalan que el incremento de la ocupación (también cifran en 150 los indigentes que viven en las naves) se produjo debido al desalojo de un pequeño poblado chabolista situado bajo el paso elevado de Peris y Valero y de un otro asentamiento en un solar contiguo al hospital Doctor Peset. En aquellos casos era suelo público, por lo que fue más fácil desalojarlos, sentencia.
Hace unos meses, la asociación elevó una queja a la Policía Local denunciado la extorsión que sufrían los chavales de la zona a la salida del colegio.
Queremos un barrio para vivir tranquilos, concluye Vergara.
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