VIZCAYA
Tradición germana
El Colegio Alemán de Bilbao, fundado por un grupo de inmigrantes para mantener los vínculos con su país de origen, cumple 90 años
El Correo, , 06-05-2007A principios del siglo XX los movimientos migratorios eran algo muy común. Muchas familias alemanas llegaron a España avaladas por un contrato laboral, como gran número de españoles viajaron al país vecino atraídos por su potencia fabril. La capital vizcaína fue testigo de este ‘intercambio’, no sólo de mano de obra, sino también cultural. En 1917 el colectivo inmigrante afincado en Bilbao fundó el ahora conocido Colegio Alemán. El objetivo: mantener los vínculos con sus orígenes. Noventa años después, el centro se ha convertido en uno de los más prestigiosos de la villa.
El camino no fue fácil. Las primeras clases se ofrecieron en unas lonjas alquiladas en la calle Diputación, gracias a los donativos de las familias y del propio gobierno alemán. Apenas rondaban los 17 alumnos y dos profesores se encargaron de impartir la lección íntegramente en su idioma. Pequeño y discreto, los medios no daban para más. El chalé situado junto a la rotonda en la que comienza la calle Lehendakari Aguirre, en Deusto, fue su segunda sede hasta que estalló la guerra civil. «El conflicto hizo que la mayoría de los alemanes volviesen a su país», recuerda el presidente del Consejo del Colegio Alemán, Juan Gietz. De padres alemanes, fue uno de los antiguos alumnos del centro. «Se trata de un colegio apolítico basado en la enseñanza», califica. Con el fin de la guerra, las familias regresaron y retomaron las actividades lectivas.
El período más oscuro del centro alemán lo trajo consigo la segunda guerra mundial. La capitulación del entonces país gobernado por Hitler provocó que se cerraran tanto el consulado alemán de Bilbao como el colegio. «Lo que se pudo salvar se guardó, del resto nunca se supo», apunta Gietz. Pero las clases continuaron de forma clandestina en las casas de las familias. Se abría una etapa de incertidumbre. Ibáñez de Bilbao, Alameda Rekalde y Mazarredo fueron sus siguientes destinos. «En un piso de esta última calle estudiaban los jóvenes de bachiller superior y como debajo vivía gente, tenían que descalzarse para entrar en el aula sin hacer ruido», evoca el presidente del Consejo.
610 alumnos
En los años cincuenta el centro contaba con alrededor de 400 alumnos, por lo que el gobierno alemán se animó a comprar los terrenos de Txurdinaga, en los que se ubica en la actualidad el colegio. Tras cuatro años de obras, en el 61 los estudiantes estrenaron pupitres. Pese a que en un principio el idioma era un problema, ya que la mayoría de las asignaturas se imparten en esta lengua, cada vez mayor número de familias vizcaínas se animaban a apuntar a sus hijos en el centro. «Lo bueno es que empiezan en el jardín de infancia, por lo que se les hace más fácil y no necesitan tanto hablarlo en casa», apunta el actual director, Gottfried Thomas.
Sonia Beascoa y Yolanda Beldarrain son un ejemplo de ello. Ambas estudiaron en el colegio en los años setenta y hablan maravillas de su experiencia. «No sabíamos nada de Alemania, pero teníamos unos padres abiertos a Europa y a otros idiomas. No es tan difícil como se cree», coinciden. Lo cierto es que gran parte de los alumnos del centro se colocaron después en empresas vinculadas al mercado alemán, tales como Audi o BMW. Hoy en día existen nueve colegios alemanes en España y sólo el de Bilbao cuenta ya con 610 estudiantes.
Además de aprender cuatro idiomas – alemán, francés, inglés y euskera – los estudiantes del Colegio Alemán de Bilbao se diferencian del resto en una cuestión fundamental: no deben presentarse a la selectividad para acceder a la universidad. Eso no significa, sin embargo, que se libren de este examen. Los alumnos tienen que superar una prueba conocida como Abitur. La que podría denominarse como selectividad ‘a la alemana’ consta de dos partes. Por un lado, un control escrito que será enviado a Alemania para su corrección y, por otro, un examen oral. Este último paso correrá a cargo de un funcionario nativo que viajará expresamente para evaluar a los jóvenes. Las notas tampoco son iguales a las que se expiden en otros colegios, sino que siguen las directrices alemanas. De esta forma, un 1 significa sobresaliente, mientras que un 5 es un suspenso recuperable y un 6, un suspenso. Las notas serán después convalidadas con el modelo español de calificación.
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