"Sarkozy acabará matándose a sí mismo"

El Periodico, JOSÉ A. SOROLLA, 05-05-2007

Exministro francés. Forzado a dimitir por sus críticas a Nicolas Sarkozy

Nacido en 1957 en uno de los edificios del barraquismo vertical de la banlieue de Lyón, hijo de padres argelinos analfabetos, sociólogo y escritor, en junio del 2005 fue nombrado ministro para la Promoción de la Igualdad de Oportunidades, dos años que cuenta en el libro Un mouton dans la baignoire (Un cordero en la bañera), título que se refiere a la acusación de Nicolas Sarkozy de que los musulmanes franceses matan el carnero en casa. Al publicarse el libro, en abril, tuvo que dimitir.

– – ¿Cómo se llega de la banlieue de Lyón a ministro?
– – Esto es Francia. Se llega con la educación, la escuela y la motivación de los padres y los profesores. En los años 60 existía el french dream (sueño francés), era posible esperar el ascensor social gracias a la educación porque no había aún discriminación ni racismo, y había crecimiento económico.

– – ¿Y ahora ya no hay sueño?
– – No, porque desde 1975 ya no hay crecimiento. Las perspectivas de ascenso social para los franceses pobres, para los hijos de la inmigración, son muy limitadas. En 1975 se inicia la crisis económica a causa del alza del petróleo por la OPEP. Y en Francia, a los magrebís, a los árabes, se les hace responsables de la crisis.

– – Y empiezan las discriminaciones.
– – Exacto. En ese periodo comienzan las dificultades con el Frente Nacional (FN), con el racismo, con la policía, y en el 2005 es la apoteosis, el fin de un ciclo que obliga a repensar el modelo de integración francés. No hay que hablar tanto de integración como de igualdad de oportunidades.

– – Pero ¿qué hay que cambiar en el modelo de integración?
– – Lo más importante es darse cuenta, y eso es difícil para los franceses, de que hay mucho racismo y mucha discriminación. Desde la Revolución Francesa existía el mito de la igualdad y no se podía imaginar que habría en Francia discriminación y racismo. Hace solo cinco años que la cuestión de la discriminación ha entrado en el debate político.

– – ¿Hay que contar a las minorías?
– – De momento, no. Es pronto, porque la mentalidad francesa no está preparada. Durante varios años vamos a trabajar en favor de la diversidad, sobre todo en la televisión y los aparatos políticos. En la Asamblea Nacional no hay ni un árabe ni un negro. Toda la Asamblea es blanca.

– – ¿Y qué se puede hacer?
– – Favorecer una nueva cultura de la diversidad. Está en marcha. Después de cinco años, se podrá contar a las minorías. Pero es difícil. Yo estoy casado con una francesa rubia y de ojos azules. ¿Cómo se contabilizan mis hijos? ¿Árabes, franceses?

– – Explica que en el ministerio sufrió humillaciones. ¿Cree que la humillación, más que la pobreza, es el problema de los árabes?
– – Estamos en la cultura del sur, donde la palabra es muy importante. Sarkozy ha hablado de limpieza a manguerazos, de chusma, que son palabras muy fuertes en la cultura de los hijos de la inmigración. Son insultos que quedan en la memoria. Ese sentimiento de ser inmigrante, de no estar en tu sitio en Francia, los hijos de las banlieues lo viven cuando buscan trabajo o vivienda, y lo mismo cuando uno es ministro, porque los árabes y los musulmanes tienen muy mala imagen.

– – Y esa mala imagen…
– – Sarkozy la ha utilizado al hablar de poligamia, de degollar el cordero en la bañera, de la ablación, del Ministerio de la Identidad Nacional y de la Inmigración. Todo eso para decir: “Voy a proteger Francia y la identidad francesa contra África, contra las nuevas olas migratorias”. El discurso de Sarkozy tiene connotaciones racistas muy evidentes y consiste en jugar con la mala imagen de los árabes o los africanos para poder atraer a los electores de Le Pen.

– – ¿Antes eran amigos?
– – No. Vi enseguida que era peligroso. Estaba dispuesto a todo, a todo, para llegar al poder. Va a buscar a los electores del FN diciéndoles: “No tienen necesidad de votar a Le Pen, yo soy mejor que Le Pen, soy republicano y voy a probar que soy capaz de defender la identidad francesa y de atacar la inmigración de frente”. Es lo que decía Le Pen hace 25 años.

– – Él le amenazó.
– – Por supuesto. Después ha dicho que nunca ha hablado conmigo, que nunca me ha visto. Es un mentiroso. Cree que implantando el reino del terror intelectual puede ganar.

– – ¿No ha cambiado, como dice?
– – La gran paradoja del debate es cuando le dice a Ségolène Royal que es agresiva. Él es el agresivo desde siempre, desde que nació. Sarkozy tiene que tomarse la revancha contra algo. Es un peligro para Francia.

– – ¿Votará mañana contra él?
– – Por supuesto.

– – ¿Qué piensa de la postura de Bayrou de no votarle?
– – La estrategia de Sarkozy es matar a Bayrou, que representa a siete millones de electores, porque es un peligro muy importante, un contrapoder. La estrategia psicológica de Sarkozy – – lo he escrito en un artículo que sale hoy – – es matar a todo el mundo. Sarkozy ha matado a todo el mundo que le rodea y es tan genial que yo espero que un día acabará por matarse a sí mismo.

– – Ha criticado también mucho a los socialistas…
– – Sí, porque los socialistas en 25 años no han hecho nada por los hijos de la inmigración. Es un grave error po – lítico e histórico. Voy a militar en el Partido Demócrata de Bayrou. Francia necesita tres partidos para que la democracia viva.

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