Musulmanes de Tortosa, contra la terraza de un bar

El Periodico, SÍLVIA BERBÍS, 05-05-2007

La solicitud de licencia al Ayuntamiento de Tortosa cursada por la propietaria del bar La Fusteria, Teresa López, para instalar una terraza de verano con dos mesas que quedarían junto a la mezquita, en la plaza de Montserrat, ha causado indignación entre los musulmanes de la ciudad. Los fieles consideran esta iniciativa una provocación porque supondrá servir bebidas alcohólicas junto a su lugar de culto.
El conflicto se hizo patente hace unos días, cuando iban a ser instaladas las terrazas. “En un momento acudieron decenas de musulmanes y me conminaron a no colocarlas”, dice López. La propietaria optó por desistir, puesto que sólo disponía del permiso verbal del ayuntamiento, y prefirió esperar a disponer de la licencia oficial. “No sé cómo se resolverá este asunto, yo estoy dispuesta a no poner las mesas los viernes, que es el día de mayor afluencia de fieles, hasta que terminen sus plegarias, pero creo que tengo mis derechos”, afirma. Para ella, lo ocurrido “muestra muy poca tolerancia”.

RECHAZO AL ALCOHOL
“No queremos vicios delante de nuestra mezquita, esto es una provocación”, afirmó ayer Mimoun, uno de los musulmanes que acudió al culto de los viernes. “Se trata de una situación complicada, porque no cabemos en el interior del templo y algunos tenemos que quedarnos fuera, en un lugar que hace siete años que ocupamos y donde no está bien visto que se consuma alcohol”, precisa Ahmed, representante de la comunidad árabe de la ciudad. Ahmed, que también regenta un bar en la misma plaza, afirma: “Esta mujer tiene derecho a trabajar, pero puede ponerse en cualquier otro sitio, incluso le brindo espacio en mi terraza, pero ha de entender que tiene que haber respeto para que haya convivencia”.
El alcalde de Tortosa, Joan Sabaté (PSC), afirma que la decisión con respecto a la licencia aún no está tomada. “Valoraremos todos los condicionantes del caso y, entre ellos, también si esta terraza puede crear conflictos, pero nadie puede condicionar el uso de un espacio público al resto de ciudadanos en función de sus creencias”, asegura.

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