Madrid – La inmigración, de la que a menudo se habla como un fenómeno
problemático, tiene también otra vertiente, obvia si se mira con calma, de
integración y vida cotidiana. Es precisamente ese transcurso vital en el
que los venidos de fuera van permeando la sociedad lo que se quiere
retratar en la exposición colectiva se exhibe estos días (desde el pasado
25 de abril hasta el 27 del mes que empieza) en el Canal de Isabel II. El
cartel de fotógrafos es de lujo, con Carl de Keyzer, Susan Meiselas y
Donovan Wylie, de la agencia Magnum Photos y los españoles Matías Costa,
Cristina García Rodero y Carlos Sanva. Cuatro semanas tuvieron para dar fe
del fenómeno, teniendo, como explicó Chema Conesa, comisario de la
exposición, «plena libertad para realizar su trabajo y elegir a quién
captar con sus cámaras». Latinoamericanos, chinos, subsaharianos o
magrebís aparecen en los trabajos finales. Elecciones perfectamente
lógicas teniendo en cuenta la presencia de estos colectivos en Madrid y su
importancia para el devenir socioeconómico de la comunidad. «La idea era
la de construir un poco la fisionomía de una ciudad que está cambiando tan
radicalmente ante este fenómeno, como Madrid», explicó Conesa a Europa
Press.
   Aunque la idea originaria de la exposición fue la de mostrar
el hecho del movimiento migratorio desde una perspectiva general,
inevitablemente en el transcurso del trabajo fueron surgiendo innumerables
y emocionantes historias personales que también fueron capturadas por los
objetivos. «No hemos intentado hacer nada extraño», comentó Conesa, «hemos
intentado retratar el fenómeno como lo que es, un hecho absolutamente
normal». Así, queda reflejada a través de más de 200 fotografías la vida
cotidiana de unos protagonistas que intentan algo tan aparentemente
sencillo como difícil en la realidad: ser uno más: los ritos espirituales
subsaharianos llevan a cabo, la celebración del Día de Colombia en las
calles de Madrid, una boda entre dos personas de origen chino o los rezos
musulmanes en la mezquita.
   El recorrido concluye bajo una cúpula
blanca de la que cuelgan fotografías y que encierra un espacio para la
reflexión. Y cada uno que saque sus conclusiones. El comisario ya lo ha
hecho: «La inmigración influye positivamente en el PIB, producen una
cantidad de gasto y actividad económica tremenda y rejuvenece a la
población». Por último, el responsable de la muestra hizo mención a la
historia que dio pie al trabajo de Carlos Sanva. La instantánea recoge a
un chico de color en la consulta del dentista y la imagen de su cuerpo
tumbado provoca un paralelismo con la imagen de subsaharianos varados en
una playa española, vividamente clavada en la retina de cualquiera con
algo de sensibilidad.