l
A sociedad vasca y sus instituciones llevan apenas algunos años tratando de diseñar y llevar a la práctica estrategias que hagan viable la integración plena de la comunidad inmigrante a nuestra realidad. La presencia cada vez mayor de extranjeros, motivada por cuestiones como los altos niveles de bienestar de nuestro entorno o a razones que parecen ya estructurales, como el aumento de las diferencias entre Norte-Sur, ha derivado en una nueva realidad que llega a Euskadi con décadas de retraso con respecto a otros países, e incluso a otras comunidades del entorno. Todos los indicadores señalan que uno de los factores determinantes para esta integración, tomando como principio básico de cualquier reflexión el hecho de que una sociedad que no desarrolle estrategias de integración en todos los niveles termina resultando inviable, es sin duda el de la educación. La experiencia acumulada en los últimos años ha demostrado que existe una concentración de niños y niñas inmigrantes en algunos centros escolares muy concretos que pertenecen a la red pública, y muy especialmente, a los de los modelo A y B, es decir, aquellos que tienen una mayor flexibilidad en la enseñanza del euskera. Con el fin de evitar el riesgo de que estos centros se conviertan en verdaderos guetos y de buscar un mayor equilibrio, el Departamento que dirige Tontxu Campos
ha planteado cambios fundamentales en la planificación y distribución de estos escolares y, lo que puede ser un avance importante, va a involucrar a los centros concertados en esta tarea, centros a los que hasta el momento no se les había implicado en esta labor de integración y funcionaban, en su mayoría, ajenos a esta realidad. Y ello a pesar de que estos centros, prácticamente en su totalidad, son concertados, es decir, reciben fondos públicos por su contribución al proceso educativo. La tarea a llevar a cabo para que este plan prospere no va a ser sencillo y a buen seguro habrá reticencias al respecto por parte de algunas escuelas, y de padres que pueden ver conculcado su derecho a elegir el centro que desean para sus hijos. Sin embargo, el objetivo que persiguen estas medidas resulta de vital importancia para que la sociedad vasca vaya cimentando una convivencia más justa y equilibrada.