EEUU abre el debate para excluir el lenguaje sexista y racista en el rap
El Periodico, , 27-04-2007Todo empezó hace un par de semanas, cuando el deslenguado locutor Don Imus llamó “some nappy – headed hos” (“putitas de pelo encrespado”, una expresión que algunos raperos emplean) a las jugadoras del equipo de baloncesto Rutgers. Además de costarle el despido, su metedura de pata reavivó el eterno debate sobre los excesos del hip – hop. “No culpen al hip – hop”, titula The New York Times un artículo sobre el controvertido lenguaje de un género musical que se ha ganado tantos fans como enemigos desde que nació en las calles negras de Estados Unidos y se cocinó en los estudios de las discográficas.
Peleas, tiros, sexismo, violencia. Este es el retrato del rap, una corriente que tiene a grandes estrellas como Jay Z, 50 Cent, Snoop Dogg y también mujeres, como Lil Kim, alias Queen Bitch. Pero el fervor antihip – hop ha crecido hasta el punto de que Russell Simmons, líder de la organización Hip – Hop Summit Action Network y fundador del sello Def Jam, ha lanzado un comunicado sugiriendo a la industria musical y a la prensa que “eliminen palabras misóginas como puta (bitch) y putita (ho), además del término negrata (nigga), racialmente ofensivo”.
MALA REPUTACIÓN
Esa censura ya existe en radio y televisión, pero según este empresario debería aplicarse a todos los discos. “A diferencia de polémicas anteriores, esta no tiene un villano; ni siquiera una canción a la que culpar”, escribe el Times. Y es verdad. Basta con recordar la mala reputación de los raperos para encender la mecha.
The Daily News aprovechó el despido de Imus para llevar a su portada a la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, junto al productor Timbaland, cuyas obras incluyen las tres palabras malditas, recordando que este individuo ha hecho campaña por la senadora, lo que podría perjudicarle. También Oprah Winfrey dedicó dos programas a debatir los males del hip – hop. La CNN trató el tema desde otro ángulo: esta cultura ha popularizado el anti – snitching, o negarse a colaborar con la policía en la investigación de un delito, actitud común en los barrios negros que permite a los delincuentes moverse con cierta impunidad.
El rapero Cam’ron, tiroteado hace dos años, admitió que ayudar a la policía podría dañar su reputación profesional e iría en contra de su cultura. Le preguntaron qué haría si viviera puerta con puerta con un asesino en serie y el duro Cam’ron contestó: “Me mudaría”. Estos días se habla mucho de libertad de expresión, pero no tanto del miedo y la rabia que alimentan esta cultura.
En España, el hip – hop ha crecido inspirado en el modelo de Estados Unidos. El lenguaje callejero ha afilado las rimas de los grupos, pero aunque Violadores del Verso, 7 Notas 7 Colores, Solo Los Solo, SFDK y muchos otros usen un lenguaje explícito, a menudo cargado de insultos y expresiones violentas, no se puede decir que el racismo o el sexismo hayan calado aquí.
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