El comercio tradicional, inmigrante e innovador se alían en la plaza de la Llana para mejorar la convivencia en el barrio

· El distrito de Ciutat Vella iniciará un plan de cohesión comercial en la zona de Joaquim Costa

La Vanguardia, Sílvia Colomé, 25-04-2007

La convivencia entre el comercio tradicional y el inmigrante no siempre funciona. Al menos este fue el diagnóstico que el Ajuntament de Barcelona hizo de la plaza de la Llana, en el barrio de Sant Pere i Santa Catarina. “No había comunicación entre nosotros”, afirma Ana Pérez, que regenta una mercería. El resultado de esta situación era una escasa vida comercial y de barrio. “Vimos que había poca vertebración entre las tiendas de la plaza de la Llana y las calles Corders, Carders y Bòria, y, además, en los últimos años había crecido el número de establecimientos regentados por inmigrantes extracomunitarios”, explica Carmina Ruiz, técnica de comercio del distrito de Ciutat Vella.

Para paliar esta situación, el distrito de Ciutat Vella inició “un servicio de mediación intercultural y comercial para prevenir futuras problemáticas y cohesionar socialmente la zona”. Para empezar, se reactivó la agrupación entre los comerciantes y el resto vino casi solo. “Ahora nos conocemos todos, hablamos los unos con los otros, ya no estamos solos”, añade Pérez. “No era lógico que tuviéramos comerciantes al lado y ni tan siquiera nos saludáramos, encontrábamos a faltar cierta comunicación”, cuenta el relojero Xavier Corcellas. “Ahora estamos mejor, quizás sí que era necesaria esta comunicación”, afirma Jamal Doumagui, peluquero originario de Marruecos. “La mayoría de colegas inmigrantes, si ven que hay buen rollo entre nosotros, se apuntan fácilmente a las iniciativas que proponemos”, indica Corcellas.

Mayor seguridad
Con la cohesión comercial, el distrito de Ciutat Vella pretende llegar a la cohesión social de la zona. “El comercio es una herramienta de integración de la gente que vive en el barrio”, explica Puig. Además, la coordinación directa entre comerciantes ha contribuido a “mejorar la seguridad de esta área y a controlar pequeños problemas, como la limpieza o la iluminación”, argumenta.“Ha mejorado mucho el tema de la delincuencia, ahora ya no se ven tantos tirones de bolsos como antes, que eran diarios”, explica Joaquim Casas, que regenta una farmacia familiar inaugurada en 1864.“Ahora, cuando vemos que pasa algo, nos lo comentamos y ya sabemos cómo actuar”, explica Pérez.

El nuevo tejido social que se va recuperando en la plaza de la Llana y calles adyacentes, ya ha provocado la aparición de nuevos establecimientos, la mayoría muy especializados, como la sombrería de Augusto Castillo. “Poner la tienda en este lugar fue una apuesta de futuro, ya que considero que esta zona acabará siendo como el Born, pasan muchos turistas que van o vienen del museo Picasso”. “Empiezan a haber tiendas muy bonitas y se supone que todavía habrá más reactivación del comercio”, apunta el farmacéutico.

El Raval, el próximo
La experiencia en la plaza de la Llana ha impulsado al distrito de Ciutat Vella a iniciar un trabajo similar en la zona de Joaquim Costa en el norte del Raval. “Queremos prevenir posibles conflictos y potenciar la convivencia a través del comercio”, explica Puig. “Se han ido estableciendo, sobre todo, negocios de inmigrantes procedentes de Filipinas, Pakistán y Bangla Desh que coexisten con los de toda la vida y europeos que empiezan a instalarse en el Raval”. “Este panorama tan diverso, en tan poco tiempo, provoca que haya una desconexión y queremos volver a vertebrar la red relacional para evitar problemas”.

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