ESPAÑA
Los médicos incluirán sus sospechas de maltrato en el historial de las pacientes
La violencia de género «no es un problema privado», aseguró la ministra de Sanidad, Elena Salgado, al presentar el protocolo para su detección sanitaria Las agresiones de tipo sexual merecen un tratamiento diferenciado
Diario Sur, , 24-04-2007¿Cómo van las cosas en casa? ¿Está contenta con la relación con su pareja y familiares? Parecen preguntas inocentes pero no lo son. Formuladas a una mujer por el médico de cabecera en el ambulatorio, en el nivel más cercano a la paciente, pueden encender luces de alarma. En la respuesta a éstas y otras cuestiones indirectas, aparentemente banales, puede adivinarse un cuadro de violencia de género. Para detectarlo de forma precoz el Sistema Nacional de Salud implantará a lo largo de este año un protocolo médico común, que permitirá a los facultativos registrar incluso sus sospechas de maltrato en el historial clínico de las pacientes.
La atención primaria y los servicios de urgencias son lugares idóneos para detectar la violencia machista contra las mujeres. En urgencias la cosa suele ser evidente y las huellas físicas, moratones, costillas rotas, narices fracturadas… perceptibles. En los consultorios de barrio se manifiesta de forma más insidiosa y exige un ‘ojo clínico’ entrenado. Los expertos saben que muchas maltratadas, física o emocionalmente, acuden al médico con sorprendente frecuencia. No hay lesiones aparentes pero se quejan de dolores imprecisos en cuello, espalda o abdomen, de malestar general, de desgana, de dolores de cabeza, llanto irreprimible, síntomas de depresión… Muy a menudo estos cuadros difusos son un ‘sos’ codificado, un grito silencioso de la víctima en busca de ayuda.
Objetivo del protocolo
Saber buscar, preguntar e insistir es el objetivo del protocolo sanitario presentado ayer por la ministra de Sanidad. Ofrecerá pautas homogéneas a los médicos de atención primaria y de los servicios de urgencias en todas las comunidades autónomas. También instruirá al personal sanitario sobre aspectos jurídicos y éticos, y sobre los recursos sociales y asistenciales a los cuales pueden derivar a las mujeres maltratadas a las que atiendan. El protocolo detalla además la información que deben incluir los partes de lesiones y el informe médico o clínico de malos tratos.
El protocolo es el fruto de meses de trabajo con representantes de las comunidades autónomas, la Delegación Especial para la Violencia de Género, el Instituto de la Mujer y la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, entre otros organismos y entidades, señaló Elena Salgado.
Si el médico percibe indicios de maltrato tras el abordaje inicial, se incluirá una entrevista clínica específica confidencial, con la mujer a solas. Es habitual que el maltratador ‘escolte’ a su víctima hasta la consulta del médico para vigilar su silencio. La ministra destacó que experiencias similares desarrolladas en Canarias, Cantabria y otras comunidades demuestran que un número relevante de mujeres admiten finalmente su situación cuando se les plantean las preguntas adecuadas en el orden preciso.
Ayudas
Si la mujer reconoce sufrir maltrato, se denunciará el caso y se derivará a los servicios sociales para que pueda acogerse a las ayudas previstas. Si no lo admite, el facultativo podrá hacer constar sus sospechas en el historial médico de la paciente. Las mujeres inmigrantes, un colectivo donde el maltrato es más frecuente, recibirán atención específica para superar las posibles barreras culturales e idiomáticas. Las agresiones de carácter sexual merecen capítulo aparte por sus especiales implicaciones legales.
La implantación del protocolo no garantizará que «la mujer diga que está sufriendo», pero la ministra Elena Salgado espera que constituya «un hito» en la lucha contra esta lacra que, se calcula, afecta en torno al 10% de las españolas mayores de edad.
Según el Consejo de Europa, entre el 20 y el 25% de las mujeres europeas ha experimentado violencia física al menos una vez en su vida, y una de cada diez ha padecido algún tipo de vejación sexual.
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