BILBAO. DV. Habrá inundaciones, zonas devastadas y los habitantes de muchas partes del mundo se verán obligados a emigrar en busca de un futuro. Mera supervivencia. Los peores escenarios descritos como consecuencia del calentamiento del planeta pueden cumplirse en «20 ó 30 años». Está convencido de ello el británico Anil Markandya, catedrático de Economía y miembro del IPCC, el panel internacional de expertos que asesora a la ONU sobre el cambio climático.

– ¿La desaparición de las nieves del Kilimanjaro es algo como para echarse a temblar?

– En diez o quince años se han producido cambios que no se esperaban hasta 2050. No es como para echarse a temblar, pero sí como para tomarlos muy en serio.

– ¿Podría describir la catástrofe mundial que nos acecha?

– Los peores escenarios predicen que fallará la agricultura en ciertas regiones tropicales y que las zonas bajas quedarán inundadas. Como resultado de todo ello, se desatarán conflictos sociales, porque la gente emigrará a sitios donde pueda vivir mejor. Todo esto es muy difícil de predecir, pero éste es un escenario posible.

– ¿En quince años?

– Quizá un poco más. Es posible que para 2030 ó 2040 empecemos a verlo. Usted todavía estará vivo.

Subirán los impuestos

– ¿En qué cambiará nuestra calidad de vida? ¿Irá a peor?

– En el pasado, hemos tenido una capacidad enorme como especie para sobrevivir. Si utilizamos nuestra imaginación, podremos abordarlo sin perder calidad de vida. Es más, en ciertos aspectos podremos ganarla. Habrá un coste, pero también algún beneficio.

– ¿Cómo se convence al ciudadano para que use más la bicicleta cuando cada vez se reciben más jets privados en los aeropuertos?

– Una cosa es segura: no se puede obligarles a no hacerlo, así que hay que proporcionarles incentivos. Uno de ellos es que volar en jet privado sea más caro.

– Cuando el ciudadano oye hablar de incentivos, entiende que todo le saldrá más caro. Le hablaron de reciclaje y ahora el recibo de la basura le cuesta más para que se beneficie una empresa privada.

– El reciclaje beneficia al conjunto de la sociedad. Hoy se utiliza menos suelo para los vertederos y hay menos problemas de eliminación de residuos.

– ¿Qué debe hacerse para convencer a EE UU de que se involucre en este proyecto?

– La presión internacional es importante. Estoy convencido de que después de las próximas elecciones veremos un compromiso para reducir los gases de efecto invernadero, aunque no forme parte de un tratado internacional.

– Si no fuera así, ¿la ONU debería plantearse negociar directamente con las cien empresas más importantes del país?

– Naciones Unidas no puede negociar con empresas privadas porque es un organismo intergubernamental. Si en la UE se pasa a partir de 2012 a reducciones más importantes – y se habla del 20% – , Europa reclamará que su competencia cumpla también estas exigencias. Las compañías de EE UU no aguantarán la presión y tendrán que comprometerse.

– ¿No es una trampa comprar derechos de emisiones a otros países?

– No. Es una manera de reducir emisiones de forma barata, en casos como India y China.

– ¿Eso no les deja sumidos en sus actuales niveles de desarrollo?

– No. He hablado con altos funcionarios de India y dicen que ni siquiera están dispuestos a sacrificar un 0,1% de su crecimiento por alcanzar este objetivo.

– ¿Qué piensa cuando escucha decir a personas de influencia internacional que todo esto no afecta al cambio climático?

– El último informe del Grupo de Evaluación dice que existe un nivel de concienciación del 98% o 99%. Ahora bien, siempre habrá quien quiera creer otra cosa. Un 40% de la población de EE UU está convencida de que el mundo se creó en una semana.

– ¿España se merece un tirón de orejas en medio ambiente?

– No. Lo está intentando y su capacidad científico está a buen nivel.

– No cumplimos con Kioto.

– Así es, pero hay un periodo de compromiso. La fecha es 2012 y el Gobierno dice que cumplirá.

– ¿Qué pequeñas cosas hace en su vida privada para evitar el calentamiento global?

– Pues, por ejemplo, compro derechos de carbono. Cuando viajo en avión pago una cuota que sirve para contrarrestar los efectos de emisones. Ese dinero es para reforestación.