Empresas
Los sombreros del éxito
El Mundo, , 24-04-2007Unos artículos de fiesta, originarios de Argentina, hacen furor ahora en las celebraciones de los madrileños. Sus creadoras acaban de ser premiadas por la Cámara de Comercio. El muestrario incluye multitud de formas y colores Esto se inició hace tres años. Ocurrió en una boda, celebrada en Mendoza, una ciudad argentina al pie del monte más alto de América, el Aconcagua (6.962m). Santiago Marastany, español, y Andrea Anunziata, argentina, decidieron casarse allí, en la ciudad de la novia. Santiago se maravilló con la costumbre mendocina de usar sombreros de colores y formas estrambóticas para amenizar la fiesta nupcial.
En aquella ocasión, los invitados lucieron con gracia unos gorros que tenían la figura de una jarra con cerveza. Verlos a todos contentos y divertidos provocó un chispazo en el novio español: sabía que esta idea, comercializada en Madrid, tendría resultado comercial. Lo intuía.
Los gorros para aquella fiesta fueron diseñados por una de las mejores amigas de Andrea, Julieta Caccavo, a quien conoce desde que fueron compañeras del colegio ICEI, en Mendoza. Se habló al calor de la fiesta de la posibilidad de comercializarlos en España, hasta que pasado un tiempo llegó el momento del matrimonio de Olalla Maristany, hermana de Santiago, en Madrid. Era el instante preciso para saber si la idea funcionaría.
Pidieron que Julieta confeccionara varios de ellos y los enviara a este lado del charco. En la celebración nupcial, los sombreros diseñados como un peinado de los años sesenta fueron toda una sensación.
Andrea y Santiago, ante el buen resultado de la fiesta, le dijeron a su amiga Julieta que se animara a emigrar a España. Andrea le explicó que Madrid es una tierra de oportunidades. Ella misma había llegado tres años antes a estudiar un master en relaciones internacionales y comercio exterior, con lo que pudo conseguir trabajo. Gracias a eso se estableció definitivamente aquí. Se adaptó a la vida madrileña y formó su familia. Julieta se convenció y se lanzó a la aventura.
Por cuestiones legales no tenía problemas, ya que al tener nacionalidad italiana pudo acceder a trabajar en cualquier país de la Comunidad Europea. Julieta llegó hace año y medio a Madrid. Inició su taller en un antiguo estudio de pintura en Carabanchel. Al ser un producto desconocido, le resultó difícil montar una tienda tradicional, con escaparate. Optaron por ser una empresa en la Red. Conseguir el sitio web fue una odisea, ya que deseaban utilizar el nombre www.hat.com (sombreros.com, en español). Pero este lugar ya estaba ocupado, hasta que encontraron un dominio, www.sthass.com, y así, bautizaron a su empresa y empezaron a funcionar comercialmente. Además, se registraron en la Cámara de Comercio de Madrid.
Andrea Anunziata explica que no fue fácil conseguir los primeros clientes. Pero, con cada fiesta, su producto pasó a ser más conocido. Empezaron ofreciendo un catálogo que incluía sombreros con forma de vasos de cerveza, peinados femeninos de los años sesenta, peinados afros, peces, corchos de vino, colillas de cigarrillo, frutas… Incluso ya llegaron a pedir un sombrero con forma de mando para playstation, y ellas lo hicieron, con mucho esfuerzo, y lo entregaron a tiempo.
Consideran que su trabajo tiene un agregado especial, es una artesanía, y en ello reside el éxito. «La gente viene y pide sombreros de todos los tipos. Nosotros contratamos a otras personas para que nos ayuden y logramos cumplir con el cliente», explica Julieta Caccavo, mientras trabaja sobre la materia prima de su producto, la goma flex de lámina delgada, similar a la que tienen los colchones.
Hace dos semanas recibieron una llamada. Se trataba de un agente de la Cámara de Comercio de Madrid. Querían averiguar cómo iba el movimiento de la empresa para evaluarla. «Nunca pensamos que luego nos darían un premio para empresas de inmigrantes con un producto original. Eso nos ha permitido pensar más allá de las simples cosas de la vida. Hace años nunca hubiese pensado que iba a terminar en esto», recapacita Julieta antes de enfundarse en su kimono para trabajar y cortar la espuma que le ha dado fama y un premio simbólico de la Cámara de Comercio de Madrid.
MAS INMIGRANTES GALARDONADOS
La Cámara de Comercio e Industria de Madrid (CEIM) entregó seis distinciones a empresarios emigrantes, para promover el desarrollo comercial de la Comunidad y la sus iniciativas.
En el acto de homenaje, realizado la semana pasada, se reconoció a la rumana Luminita Tecu, de la tienda de pastelillos tradiciona – les rumanos Delicatessen Elite, especializada en la elaboración de ‘cozonac’, un bizcocho tradicional de Navidad y Semana Santa. De la misma forma, se premió a la rusa Nadja Dolskaia, por su empresa de exportación de aceitunas.
También fueron reconocidos los peruanos Pedro Paredes Caldera (premio generación de empleo), gerente de una compañía de construcciones; Luis Montero (mayor desarrollo profesional), creador del semanario Latino; y Angela María Masías (mayor contenido social), por crear el asilo de ancianos Agua Viva en Abundancia.
(Puede haber caducado)