Los ayuntamientos de Alemania organizan ceremonias para dar la bienvenida a los nuevos ciudadanos
"No sean demasiado alemanes"
La Vanguardia, , 23-04-2007Más que la inmigración, lo que preocupa en Alemania es la integración. En los últimos meses se han planteado propuestas como exámenes para poner a prueba los valores democráticos de los candidatos al pasaporte alemán. Las ceremonias de nacionalización son otro instrumento para certificar la integración de los nuevos alemanes.
MARC BASSETS – Berlín. Corresponsal
No sufran los guardianes de las esencias: aunque el anterior Gobierno alemán suavizó los requisitos, el número de nacionalizados ha bajado en los últimos años, según datos oficiales
El acto empieza con unos minutos de retraso. Mal. ¿Y la puntualidad alemana?
Son las cinco de la tarde pasadas de un jueves de abril en Berlín. En una sala del primer piso del Ayuntamiento del barrio de Kreuzberg, diez personas se han congregado para asistir a una ceremonia especial: cuatro turcos, dos iraníes, dos libaneses, un sudanés y un marroquí.
¿Extranjeros? En realidad, éstas eran las nacionalidades de estas personas hasta hace unos días. Ahora tienen el pasaporte de la República Federal Alemana. Son alemanes. Y están aquí para participar en la llamada fiesta de nacionalización, un ritual para dar un empaque cívico a un farragoso procedimiento burocrático.
“Me quiero integrar en Alemania. Por eso es importante para mí tener el pasaporte alemán”, dice, mientras espera que empiece la ceremonia, Mustafa el Harras, cocinero de Casablanca, nacido hace 38 años y afincado desde hace cinco en Berlín, donde se ha casado con una alemana.
Para obtener la nacionalidad, Mustafa el Harras tuvo que presentar a las autoridades un contrato de trabajo y superar un examen oral y escrito de alemán. Ahora dice que se siente alemán, pero también que se seguirá sintiendo marroquí.
Empieza la ceremonia. Un funcionario municipal de Kreuzberg aprieta el play en una minicadena y suena Mozart. Después, habla el alcalde, Franz Schulz, miembro de Los Verdes: “Me alegro de que hayan decidido adoptar la nacionalidad alemana”, empieza Schulz, para a continuación explicar que la historia de Alemania ha estado llena de “errores y capítulos negros” hasta alcanzar la “estabilidad democrática actual”.
En Kreuzberg se organizan fiestas de ciudadanía desde el pasado enero. No es fácil dar con una liturgia apropiada. La primera vez el alcalde puso música de jazz y los participantes se quejaron. No era suficientemente solemne ni alemán. ¿El himno? A Schulz, como a muchos izquierdistas alemanes, no le da buenas vibraciones.
El alcalde improvisa. Recuerda a los nuevos alemanes que no sólo tienen deberes sino también derechos: “Y uno de los grandes derechos es el derecho de voto. Me alegraría que ustedes hicieran uso de él”. Les insta a implicarse en la política. Y advierte: “Que ustedes sean ciudadanos alemanes no significa que tengan que olvidarse de su país. Dicho con un poco de ironía: no sean demasiado alemanes”.
El alcalde Schulz pide después a los participantes que aporten a Alemania “otras maneras de ver el mundo”. Un mensaje verde, multikulti,en el barrio multikulti por excelencia, Kreuzberg, conocido también como la pequeña Estambul por la notable presencia turca. “Les agradezco su decisión. Espero que no se arrepientan”, concluye.
Cada nacionalizado – el marroquí, una familia turca, dos hermanas libanesas que llevaban el cabello cubierto con un pañuelo, un exiliado sudanés…- recibe entonces un ejemplar de la Constitución alemana y otro de la Constitución de la ciudad estado de Berlín.
Al terminar el acto, el funcionario municipal pone en la minicadena música de Mendelssohn y se organiza una pequeña tertulia. El sudanés cuenta que lleva once años en Alemania y que los procedimientos burocráticos para nacionalizarse han requerido ocho meses. Las hermanas libanesas anuncian que esta noche lo celebrarán en casa.
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