Son rutas más largas pero más baratas. Montarse en cayuco desde Senegal y
recorrer más de mil kilómetros hasta las costas canarias cuesta unos mil
euros, según datos de Frontex, cuando, en los años en los que el foco de
la inmigración irregular se concentraba en el Estrecho, las redes que
operaban en el norte de África llegaban a cobrar por recorrer en patera
los 14 kilómetros que separan España de Marruecos hasta tres veces más que
ahora. Las mafias del tráfico de personas han diseñado en el continente
africano toda una red de caminos que conducen a puntos estratégicos desde
los que dar el salto a Europa (gráfico superior). Los nudos gordianos de
esta malla de carreteras de la inmigración irregular son Al Jawf (Arabia
Saudí), que conduce a Libia, desde donde saltar a la islas griegas y a
Italia; Tamanrasset (Argelia), para encaminarse a Guinea Conakry y a
Canarias; Oujada (al este de Marruecos), para los que prefieren intentarlo
por el Estrecho; y Agadez (la ciudad más grande del norte de Níger), desde
donde se puede conectar con el resto de las rutas. Frontex cree que los
inmigrantes del «Marine I», se reunieron en algún punto del Golfo Pérsico,
marcharon a Addis Abeba (Etiopía), después volaron en avión hasta Conakry
y allí embarcaron en el barco negrero, una ruta que sospecha que podría
consolidarse como la nueva vía de los asiáticos para acceder a España.