Dos guardias civiles atienden a una mujer marroquí que dio a luz en el puesto fronterizo ceutí donde prestaban servicio
ABC, 23-04-2007CARMEN ECHARRI
CEUTA. Dos agentes de la Guardia Civil se convirtieron la pasada noche del sábado en improvisadas matronas tras tener que atender a una mujer marroquí en plena frontera de Benzú, que separa la ciudad autónoma del pueblecito marroquí de Bellyonech.
La mujer, identificada como R.E.H., se presentó en el puestecito de vigilancia en donde los agentes Sigfrido y Baldomero hacían guardia. La mujer, que se encontraba bastante nerviosa, requería asistencia médica urgente ya que se encontraba a punto de dar a luz. Al momento uno de los dos agentes avisó a la unidad del 061 para que se personara inmediatamente en el paso, pero sus gestiones prácticamente coincidieron con el mismo parto.
Ambos agentes tuvieron que enfrentarse a una de las misiones más peculiares en su carrera en el Cuerpo de la Benemérita y lo hicieron de forma brillante, atendiendo a la fémina en el mismo puesto de vigilancia.
Allí mismo, los guardias civiles, sobre uno de sus anorak, tendieron a la joven marroquí que presentaba un evidente estado de nerviosismo, pero atendiendo a las indicaciones básicas de los agentes que, mediante teléfono móvil, seguían los consejos de los sanitarios del 061.
En menos de diez minutos nacía el robusto bebé al que ataron el cordón umbilical y aplicaron los primeros lavados higiénicos con pañuelos y toallitas.
Poco después la propia ambulancia trasladaría a la madre y al bebé hasta el hospital en donde permanecen ingresados en buen estado de salud.
Baldomero y Sigfrido continuaron en su puesto sabedores de haber realizado una de las acciones que quizá no son correspondidas con medalla ni provocan grandes titulares pero conscientes de que fueron las únicas personas en las que pudo apoyarse la joven madre para traer al mundo a su bebé, al que cubrieron con el velo que llevaba la joven.
El paso de Benzú se cerró hace cuatro años después de que los altercados con los porteadores se sucedieran a diario, convirtiéndose en un puesto de vigilancia para impedir la entrada de inmigrantes. Su proximidad al pueblecito de Bellyonech, uno de los más humildes de Marruecos, lo convierte también en un puesto de auxilio que ayer cumplió con toda su efectividad.
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