La prostituta marroquí ha demostrado que varios jueces y fiscales la obligaron a tener relaciones sexuales con ellos a cambio de libertad Nada parecía predestinar a Rkia Abuali a salir en las portadas de un gran diario marroquí. Ni su indiscutible belleza ni su ostentosa inteligencia. Sin embargo, desde hace un mes, esta prostituta de lujo es la vedette de la actualidad judicial marroquí y acapara los comentarios de la prensa.

En un país que se considera eminentemente musulmán y sólidamente apegado a los preceptos de una religión que prohíbe y castiga la prostitución, la historia de Rkia, no obstante, ha conmovido a la sociedad y le ha granjeado solidaridad y simpatía. Y es que su aventura, o más bien desventura, ha permitido probar con toda claridad los manejos corruptos de algunos jueces y fiscales.

Fue el diario Al Masae, el de mayor difusión en el país, quien reveló la jugosa historia de Rkia. Originaria de la provincia de Jenifra – en el sur del país, una región famosa por algunos pueblos donde la prostitución se ejerce sin demasiadas restricciones – , la joven se presentó un día en la sede del diario con varios vídeos y CD. En ellos, estaban grabados sus encuentros amorosos con jueces y fiscales de Jenifra y de Meknes, la capital regional.

Aunque sus señorías estaban en posiciones bastante indecorosas, y evidentemente alejadas de la moral que aplican sin piedad en sus Cortes de Justicia, lo interesante se hallaba en las conversaciones mantenidas entre estos hombres de ley y la prostituta. En esos vídeos, los magistrados – entre los cuales, se puede contar un fiscal general, su primer ayudante y varios honorables presidentes de doctos tribunales – , confesaban abiertamente, bajo el efecto del alcohol o no, los casos por los cuales habían recibido sumas millonarias en beneficio de mangantes, criminales y narcotraficantes.

Con tales denuncias de una mujer – que asegura haber actuado así después de que una banda de sicarios supuestamente pagada por sus clientes haya atacado su casa, secuestrado a su hermano y cortado a éste tres dedos – hubiera sido normal que el Ministerio de Justicia, dirigido por Mohamed Buzubaa, un político socialista que se jacta de haber sido un activo defensor de los Derechos Humanos, abriera diligencias contra sus corruptos funcionarios. Pero, como siempre, en el Reino de los mil contrastes – tal como se conoce a Marruecos en los anuncios turísticos – , las cosas no van por los cauces normales.

El Ministerio publicó un duro comunicado defendiendo sin demasiada convicción a sus corruptos e indecentes magistrados, e inmediatamente Rkia Abuali fue arrestada por orden del fiscal general de Meknes y acusada, entre otras cosas, de un asesinato cometido supuestamente en 2004. Un imposible asesinato donde no hay víctima ni cuerpo, y cuya denuncia se hizo a través de una providencial, reciente y sospechosa carta anónima.

En realidad, la corporación de los jueces se había puesto en marcha e impuesto a un débil ministro sus imperativos. Desde entonces, la Gendarmería Real intenta por todos los medios encontrar los embarazosos vídeos, la banda de sicarios hostiga con total impunidad la casa de los Abuali y el juez de instrucción encargado del caso intenta chantajear a Rkia prometiéndole libertad y clemencia si accede a entregar las filmaciones rosas de sus colegas.

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Todo en vano, ya que Rkia Abuali, tal una pasionaria, resiste a las presiones y a las amenazas, lanzando desde su celda un llamamiento a la opinión pública: «No podrán conmigo ni con la verdad. ¡Apoyadme!».

Una proclama que ha sido respondida favorablemente por una decena de asociaciones feministas marroquíes, apoyadas por un pequeño ejército de abogados.

Y la historia continúa. Al Masae, el diario que reveló esta tragicomedia, ha publicado recientemente que una de las criadas de Rkia que mantuvo un affaire con un ayudante del fiscal general (con quien tiene un hijo no reconocido por este guardián de la moral musulmana) amenaza a su vez con revelar sus propias filmaciones.

LO DICHO Y HECHO

«No podrán conmigo ni con la verdad. Pido a la opinión pública que me apoye»

1972: Nace en Oujda (Marruecos). 1999: Condenada a prisión por prostitución y narcotráfico. Absuelta a cambio de convertirse en esclava sexual de varios jueces y fiscales. 2000: Intenta escaparse y es detenida por orden de uno de los jueces implicados en el escándalo. Comienza a grabar sus encuentros amorosos. 2007: El diario Al Masae publica su historia. El fiscal general de Meknes ordena su detención acusándola de «asesinato».