ANTTON ARKA TÉCNICO DE INSERCIÓN SOCIAL
«Los que llegan aquí son los mejor preparados de sus países»
Arka trabaja en el Ayuntamiento donostiarra para que los inmigrantes se adapten cuanto antes
Diario Vasco, , 22-04-2007- ¿El padrón es el dato más fiable para conocer el número de inmigrantes que reside en un territorio?
– Sí, porque registra a más del 85% de los inmigrantes. Algunos de los que no están regularizados tienen cierto temor a empadronarse porque lo relacionan con estar más controlados, pero tratamos de informarles de que es un trámite para acceder a derechos y deberes de todo ciudadano y conlleva el inicio de un proceso de participación comunitaria.
– ¿Cuánto tiempo suelen tardar en empadronarse desde su llegada?
– Hay colectivos que vienen con una red social o familiar previa aquí, y lo tienen más sencillo, como muchos suramericanos, pero hay otras personas que tienen dificultades para conseguir un alquiler, incluso con un contrato de trabajo. Además de por la carestía de la vivienda, por cuestiones discriminatorias, como que algunas inmobiliarias apliquen el protocolo de preguntar al propietario si quiere alquilar su casa a ciudadanos inmigrantes.
– ¿Los extranjeros que llegan a Gipuzkoa lo hacen con la intención de arraigarse aquí?
– El proyecto de vida de la mayoría de los que llegan pasa por encontrar un trabajo y asentarse, porque muchos vienen de países con pobreza o con falta de derechos fundamentales. El problema es que si vienes a trabajar y no tienes una cobertura administrativa para hacerlo, estás abocado a entrar en la economía sumergida. – ¿Cómo son los inmigrantes que llegan a Gipuzkoa?
– Los que llegan aquí suelen ser los mejor preparados de sus países y los que más posibilidades tienen para realizar ese recorrido. Las familias depositan todos sus bienes en esa persona para que venga, consiga un trabajo y pueda ayudarles a salir adelante con ese dinero. El 90% de los inmigrantes que llegan a Gipuzkoa vienen vinculados al empleo.
– ¿Suelen convertirse en receptores de ayudas sociales?
– Ningún inmigrante viene con la idea de acogerse a las ayudas sociales, porque su proyecto de vida pasa por trabajar y, además, estas ayudas tampoco les solucionan la vida. En Donostia sólo el 4% de los inmigrantes acceden a las ayudas de emergencia social. Una mayoría muy amplia está contribuyendo a las arcas municipales y en torno al 80% de ellos también lo hace a las de la Seguridad Social. Si miramos la aportación global de la sociedad autóctona veremos que no se acerca ni de lejos a esas cifras. Por eso, la inmigración tiene su parte positiva.
– ¿Los que llegan encuentran dificultades para adaptarse?
– Los inmigrantes tienen interés por adaptarse, pero desde el momento en que nosotros no les permitimos ejercer como ciudadanos de pleno derecho, el encuentro se debilita y la integración se complica. La integración es un proceso que implica a las dos partes. No es que se vaya a tener que acoger a todos los que vienen de fuera, pero tampoco es aceptable que vengan a cubrir los puestos de trabajo que necesitamos cubrir y que luego queramos que sean invisibles por la calle.
– ¿La sociedad guipuzcoana ya está madura ante la inmigración?
– Estamos avanzando hacia la madurez, porque es una realidad buena e inevitable. Sigue presente cierto miedo a perder el estatus social, pero nuestro nivel económico es alto, no nos estamos peleando por un puesto de trabajo, por lo que las condiciones son óptimas para favorecer la adaptación a este tipo de cambios.
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