El 'modelo Madrid' de inmigración cumple dos años con más de 37.400 intervenciones

El Mundo, CARMEN SERNA, 22-04-2007

El Plan de Convivencia Social, que se puso en marcha en 2005, cuenta con un presupuesto de 41,6 millones de euros y ha atendido en este tiempo a más de 6.500 extranjeros en la capital «Unos 6.620 millones de euros de nuestro PIB se los debemos a la inmigración». El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz – Gallardón, quiso poner una cifra al aporte de los extranjeros que han venido a la capital a vivir y a convivir. E insistió, «lo que ganamos los que estuvimos aquí un poco antes, por cuestiones de destino, es más que su aporte económico».


Pero esa riqueza cultural puede convertirse en una bomba de relojería si no tiene canales de integración y convivencia. El Ayuntamiento lo sabe, de ahí que pusiera en marcha, hace dos años, el primer Plan para la Convivencia Social e Intercultural de la capital, que ahora cumple dos años con 6.500 atendidos y 37.400 intervenciones.


Para el diseño de este proyecto se estudiaron varios modelos de integración de países que llevan ventaja a España en el recibimiento de extranjeros. «No nos fuimos al modelo francés, ni al modelo alemán. Escogimos nuestro propio modelo». Y el modelo Madrid optó por formación, espacios de interculturalidad, mediación y una vigilancia casi diaria del estado de la cuestión.


Un 10%, discriminados


El plan, que cuenta con un presupuesto de 41,6 millones de euros, llegó a la ciudad cuando el 15% de la población era inmigrante. Hoy, son el 17% y su trabajo aporta a Madrid el 7,6% del PIB.


Uno de los mediadores sociales que ayer participaron en el acto de evaluación del plan leyó una carta de un inmigrante que llegó a Madrid como un niño de la calle y que no contó con nadie para su adaptación. Acabó en la cárcel, se reinsertó, pero hoy sigue peleando por salir de ese grupo al que muchos califican de ilegales o marginales. A punto de ser padre, su hijo vendrá con papeles debajo del brazo. No quiere que esa simple condición sea suficiente para entrar en el grupo de los elegidos, una puerta a la que su padre llama desde hace años con escasos resultados.


«Lo que esto nos demuestra es que tenemos que seguir, con constancia, tratando con ese hijo pero también con el padre», reconocía Ruiz – Gallardón ante algunos de los 600 trabajadores que ponen voz y manos al plan municipal, y junto a la concejala de Servicios al Ciudadano, Ana Botella.


Sin embargo, algunos datos obligan a hacer un segundo plan, quizá, con mayor presupuesto y disposición: «Según una encuesta del Observatorio de la Inmigración, el 10% de los extranjeros ha sufrido algún tipo de rechazo por su condición», explicó el director de este nuevo órgano.


El alcalde, utilizando una metáfora, aseguró que «siempre habrá algún pirómano que por ignorancia o voluntad desestabilizadora quiera prender fuego a la pradera. Por eso, hay que evitar que la pradera esté seca».


La réplica a la lírica predisposición del regidor le vino de una de las participantes en el Plan de Convivencia: «Los políticos no podéis dormiros porque tenéis los votos de los ciudadanos».


La promesa, no se sabe si electoral o corporativa de Ruiz – Gallardón fue: «Estrella, no nos vamos a dormir».


Datos con historias


El primer plan específico en materia de convivencia, con un presupuesto concreto, con 254 proyectos con nombres y apellidos, 600 profesionales… tiene en su cuenta de resultados más de 37.400 intervenciones y la cara de más de 6.500 extranjeros. La apuesta del Ayuntamiento, que cumple ya dos años, tiene hoy un reflejo auditable en sus conclusiones, datos que tienen en cada cifra una historia dramática detrás. En este tiempo, 1.400 personas han aprendido español en la oficina de orientación, el servicio de Traducción municipal atendió a 704 personas, se ha formado a 822 funcionarios en cuestiones específicas de integración y se ha ayudado a 3.775 recién llegados a través del programa de atención a subsaharianos. Casi 200 inmigrantes han pasado por los pisos de acogida; 120 más han estado en estancias temporales en el centro El Parque, además del trabajo de los mediadores vecinales, culturales…

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