El conservador ambicioso

Diario de noticias de Gipuzkoa, 21-04-2007

El conservador Nicolas Sarkozy, a dos pasos de la ambición de su vida, ser presidente de Francia, promete a sus compatriotas revalorizar el trabajo, restaurar la “autoridad y el respeto”, devolver credibilidad a la acción política y responder a la “crisis de identidad” del país.

El candidato de la conservadora y gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP) ha puesto su desbordante energía al servicio de la conquista del poder. Aparece como favorito en los sondeos para superar la primera ronda de las presidenciales y disputar la definitiva en mayo.

Una mayoría de los franceses considera que Sarkozy es competente, entiende sus preocupaciones, tiene talla de jefe de Estado y puede aportar soluciones a los problemas del país. Pero les “da miedo” este hombre muy ambicioso, “autoritario” y “excesivo”, que promete una vuelta de tuerca en la lucha contra la delincuencia y la inmigración ilegal que libró como ministro de Interior.

Sarkozy, que planea rebajar la edad penal, prometió “limpiar” las barriadas conflictivas y llamó “gentuza” a jóvenes delincuentes, poco antes de que estallaran las revueltas de 2005 en esos focos de exclusión.

Partidario de la “inmigración escogida”, quiere endurecer las condiciones del reagrupamiento familiar y adaptar los flujos de inmigrantes a las necesidades de Francia.

Él, que reivindica la “ruptura tranquila” y es tildado de “atlantista” y liberal, ha querido arroparse en la figura del fundador de la V República, Charles de Gaulle, con una muy simbólica visita a su tumba, en la recta final de la campaña.

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