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Diez menores llegados a Canarias en cayucos residen desde el martes en Lezo
Tienen entre 3 y 5 años y proceden de Senegal, Mali, Costa de Marfil e India Vivirán con un equipo educativo en un caserío comprado por la Diputación
Diario Vasco, , 19-04-2007SAN SEBASTIÁN. DV. Diez menores de los centenares que el año pasado llegaron a Canarias en cayucos residen desde ayer en un caserío de Lezo adquirido por la Diputación para este fin. Todos son varones, tienen entre 13 y 15 años, y proceden de Senegal, Mali, Costa de Marfil e India.
La arriesgada aventura de estos chavales ha llegado a buen puerto. La terrible experiencia de atravesar el Atlántico en embarcaciones precarias desde las costas africanas hasta Canarias y la posterior estancia en las islas, sin saber cuál iba a ser su futuro, ha terminado. A partir de ahora, el paisaje que verán sus ojos será el verde de las campas que rodean el caserío Uralde. El tiempo lo tendrán ocupado en aprender castellano y euskera, con el objetivo de que el próximo curso escolar se integren en el sistema educativo.
Gipuzkoa ha respondido solidariamente a la llamada de ayuda efectuada por el Gobierno de Canarias. La llegada incesante de pateras y cayucos con inmigrantes, muchos de ellos niños, colapsó los servicios de acogida de las islas. El Ejecutivo canario pidió al resto de comunidades autónomas que recibieran un cupo de menores. La Diputación de Gipuzkoa, tras unas primeras semanas titubeantes, decidió acoger a diez menores.
Esther Larrañaga, diputada para la Política Social, explicó ayer que los menores aterrizaron el martes por la tarde en Hondarribia procedentes de Tenerife e inmediatamente fueron trasladados a Lezo.
Educadores
Los menores estaban acompañados de dos educadores canarios. Fueron recibidos por el equipo educativo al completo que se ocupará de ellos en Lezo: un director, cuatro educadores, dos auxiliares de noche, un trabajador social y una persona para las tareas domésticas.
Cinco de los chicos tienen 15 años, cuatro 14, y uno 13. Estas edades son inferiores a las que deseaba la Diputación. La institución foral prefería chicos algo mayores, con el fin de poder integrarlos con mayor facilidad en cursos de inserción laboral. Por lo que se refiere a la procedencia, siete son de Senegal, y los otros de Mali, Costa de Marfil e India.
Durante los próximos días, los menores serán sometidos a reconocimiento médico, dado que «los informes que el Ministerio de Trabajo ha facilitado a la Diputación están incompletos», explicó Larrañaga. Todos han llegado con la prueba de edad realizada de forma fehaciente.
La diputada foral indicó que el día a día en el centro de acogida se desarrollará de la manera más parecida posible al funcionamiento de cualquier hogar, «siempre con el objetivo de promover el proceso de integración».
La Diputación y los responsables del equipo educativo están ya en contacto con el departamento de Educación de cara a escolarizar a los menores. No obstante, debido a la cercanía del fin de curso, «los chavales empezarán a ir al colegio o a los Centros de Iniciativa Profesional en función de su edad y de su nivel escolar, a partir de septiembre», señaló Larrañaga. Hasta el inicio del curso, los jóvenes recibirán clases de castellano y euskera, a fin de facilitarles tanto la convivencia, como la escolarización.
Además, y de cara al verano, el ente foral planifica las posibles actividades de ocio, como colonias o campamentos, en las que puedan participar a fin de facilitar su relación con otros jóvenes de su misma edad.
«Red sobrepasada»
Larrañaga recordó que la Diputación adquirió en diciembre el caserío Uralde «con el objetivo de recibir a menores llegados a Canarias, ante la situación de los centros de esta comunidad y a pesar de que la red de acogida de Gipuzkoa está sobrepasada».
El caserío está ubicado en el barrio Errekalde. Ocupa 154 metros cuadrados y consta de planta baja y primera. En la planta baja están los espacios comunes, como la cocina y la sala de estar, así como el despacho profesional, el almacén y la lavandería.
En el piso superior se sitúan las habitaciones, tres de ellas dobles y una cuarta, más grande, para cuatro chavales, así como los baños. El caserío está rodeado de un terreno de 1.153 metros cuadrados.
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