«El multiculturalismo ha hecho mucho más difícil que los gobiernos se esfuercen para integrar inmigrantes» Ian Buruma _ Historiador y periodista
ABC, 15-04-2007TEXTO PEDRO RODRÍGUEZ.
FOTO MIGUEL RAJMIL
WASHINGTON. En una fría mañana de noviembre de 2004, Holanda – pese a toda su tradición idílica de tolerancia, tranquilidad y generoso acomodo a la inmigración musulmana – vivó su propia y traumática versión del choque de civilizaciones cuando un joven de origen marroquí, atrapado por el radicalismo islámico, asesinó con un alarde de brutalidad al provocador cineasta Theo van Gogh, descendiente del famoso pintor y autor de un desafiante documental sobre el tratamiento de las mujeres bajo el Corán.
El historiador y periodista Ian Buruma, afincado en Estados Unidos, aprovechó la ocasión para retornar a su irreconocible Holanda natal, ya marcada por el anterior asesinato del carismático político Pim Fortuyn. Una vuelta a casa con el objetivo de intentar explicar y analizar lo ocurrido con las herramientas de un historiador y un periodista. El resultado es un alarde del género conocido como «reportage», repleto de fascinantes reflexiones intelectuales al hilo de la actualidad europea, que ahora es posible leer en español: «Asesinato en Ámsterdam» (Ediciones Debate, 208 páginas).
- Este libro trata sobre algunas de las cuestiones más espinosas para Europa en estos momentos, empezando por el creciente reto planteado por el islam militante y la problemática asimilación de inmigrantes musulmanes. ¿A qué conclusiones ha llegado?
- Lo que más me ha sorprendido es la enorme diversidad de opiniones que he encontrado entre los musulmanes en Holanda. No se puede realmente predecir, por su aspecto, lo que la gente dirá. Me he encontrado mujeres vestidas de acuerdo con la ortodoxia islámica que estaban asociadas a posiciones políticas de la socialdemocracia. Mi conclusión es que debemos ser muy cuidadosos a la hora de distinguir entre lo que representa un violento movimiento revolucionario dentro del islam, que amenaza a sociedades democráticas, y los musulmanes en general, incluso los ortodoxos.
- Al describir la forma en que Holanda se ha enfrentado a estos retos, usted glosa diversos esfuerzos de multiculturalismo, progresismo paternalista y relativismo cultural. ¿Todas estas políticas, teóricamente basadas en buenas intenciones, han causado más daño que otra cosa?
- Eso es lo que alguna gente dice ahora, pero yo no estoy tan seguro. Francia es un ejemplo de una aproximación completamente diferente al multiculturalismo y todavía con muchos problemas. No estoy tan seguro de que el islam revolucionario tipo Al Qaida pudiera haberse prevenido con menos multiculturalismo, relativismo y paternalismo. Lo que es posiblemente verdad es que la ideología del multiculturalismo ha hecho mucho más difícil que los gobiernos se esfuercen para integrar efectivamente a minorías, complicando toda clase de problemas sociales. También es verdad que a veces el relativismo cultural ha impedido que la gente prestase atención a problemáticas cuestiones sociales, como el maltrato de mujeres, por miedo a ser acusados de racistas. Pero a mi juicio, ninguna de estas cosas habría podido evitar el islam revolucionario asumido por una peligrosa minoría.
- Para explicar las inseguridades de Europa a la hora de hacer frente al islam militante, usted examina desde el movimiento de la contracultura en los años sesenta hasta la falta actual de sintonía con la burocracia de la Unión Europea, materializada en el rechazo francés y holandés a la llamada constitución europea. ¿Le parece que tenemos un grave déficit de creencias?
- No sé si una cuestión de creer en algo. Me parece que se trata de un problema de mucha gente que se siente no representada en un mundo que está cambiando muy rápidamente, y no sólo en Europa, donde el capitalismo global es cada vez más fuerte, junto con el auge de instituciones transnacionales como la Unión Europea. Existe el sentimiento de abandono popular y desentendimiento de los problemas reales por parte de élites políticas. Algo que por lo menos en Europa se asocia con Bruselas y con el consenso socialdemócrata que ha bendecido el multiculturalismo e impedido la expresión de quejas sobre problemas sociales asociados con la inmigración.
- ¿Por qué cree que el asesinato de Theo van Gogh marca un antes y un después en la historia de Holanda?
- Muchas de las cosas que vemos hoy en día en Holanda son anteriores al asesinato, pero a veces se necesita un evento espantoso para sacarlas a la luz. El asesinato de una figura pública, simplemente por expresar determinadas opiniones, fue bastante traumático para la sociedad holandesa. Y definitivamente empujó a los principales partidos políticos del país hacia la idea de dureza en cuestiones de inmigración. También hubo una reacción de pánico hacia las consecuencias asociadas con el multiculturalismo.
- Usted documenta que este cineasta era un provocador profesional, pero no limitado exclusivamente a los musulmanes.
- Por supuesto, Theo van Gogh dijo e hizo cosas mucho peores contra judíos y cristianos, e incluso contra aquellos amigos personales que él consideraba como traidores de alguna u otra forma. Era alguien que siempre estaba buscando denunciar todo tipo de formas de hipocresía percibidas.
- Parece que el objetivo de Theo van Gogh era una bufonada constante para hacer pensar a la gente. Aun así, se diría que sus ofensivas bromas no eran para todos los públicos…
- En una sociedad pequeña como Holanda, donde la élite política y la cultural se conocen perfectamente, existe una larga tradición literaria de abuso y crítica personal que debe ser asumida con cierta ironía. Pero eso, claro está, no funciona muy bien con el hijo de un inmigrante marroquí que no se ha formado en esa tradición de tolerancia.
- Sin embargo, la actualidad parece decirnos que casi todo lo de Occidente resulta bastante ofensivo para el mundo musulmán.
- Bueno, pero existen muchos mundos musulmanes. No es algo monolítico, ya que abarca desde Indonesia, pasando por Irán y Estados Unidos. En el caso de los inmigrantes musulmanes en Europa, creo que la mayoría está feliz de vivir en sociedades occidentales, a pesar de que no les gusten algunas cosas. A otros les cuesta más, pero eso no quiere decir que sean revolucionarios violentos. Especialmente en Estados Unidos, hay muchos grupos de creyentes ortodoxos en el cristianismo y el judaísmo a los que la cultura popular occidental les resulta igualmente ofensiva. Eso no quiere decir que empiecen a arrojar bombas. No creo que el elemento revolucionario y violento en el islam sea resultado de encontrar decadente a Occidente. Es el resultado de la situación política en Oriente Medio.
- ¿Cómo explica la rápida transformación de Mohammed Bouyeri, el asesino de Theo van Gogh, en un brutal defensor de la pureza del islam capaz de tamaña exhibición de violencia?
- La inquietante cuestión sobre gente como Mohammed Bouyeri es la rapidez con que pueden radicalizarse. En parte,por internet. Pero la psicología de alguien como Mohammed Bouyeri no es precisamente algo nuevo. Empezando con jóvenes anarquistas a comienzos del siglo XX y toda clase de rebeldes violentos a lo largo de la historia… Cuando el resentimiento se acumula en gente que se siente vulnerable, desplazada, marginal por cualquier razón o motivo, solamente se requiere un hecho determinado, una desilusión, una percepción de traición, para transformar a personas que obedecen la ley en rebeldes violentos. No hace falta rebuscar mucho para encontrar bastantes ejemplos dentro de la propia literatura occidental, como Joseph Conrad o Dostoyevski.
- En las relaciones internacionales, una motivación poco apreciada pero decisiva es la humillación. ¿Es también relevante este factor a la hora de explicar una parte de la experiencia de los inmigrantes musulmanes en Europa?
- Así lo creo. La violencia revolucionaria, como se ha visto en Holanda y Gran Bretaña, no viene de los inmigrantes originales, de la primera generación, sino de sus hijos que han nacido en Europa, que han sufrido la humillación social de la debilidad de sus padres con problemas de lenguaje y adaptación. Frustraciones que se pueden prolongar después con trabas al desarrollo sentimental, laboral, y constantes sospechas de discriminación.
- ¿Por qué cree que Estados Unidos, en comparación con Europa, hace un mejor trabajo a la hora de integrar a inmigrantes?
- En parte, porque es una sociedad de inmigrantes y es mucho más abierta a nuevos ciudadanos. En parte, porque la ciudadanía en Estados Unidos es algo claramente definido que tiene que ver con la ley, la bandera, la Constitución, etcétera. Los inmigrantes que son leales a todas esas cosas son aceptados con mayor facilidad como ciudadanos estadounidenses. En Europa, las identidades nacionales están todas definidas por la cultura. Y es más difícil integrarse. En cuanto a los inmigrantes musulmanes en Estados Unidos, no son tanto problema porque son menos evidentes, no son mayoría, no dominan la escena en ninguna ciudad. Además, tienen más nivel de educación y formación, son más prósperos y de clase media en comparación con la gran mayoría de inmigrantes musulmanes en Europa.
- En España todavía se mezcla la Guerra Civil del 36 con debates políticos de actualidad, en busca de extrañas legitimidades. Su libro muestra algo similar con Holanda y la Segunda Guerra Mundial.
- En muchos países, la gente no ha asumido con diligencia su historia. Hasta los años sesenta, la página oscura de la Segunda Guerra Mundial en la historia de Holanda fue más bien descuidada. Me refiero a la complicidad con el holocausto nazi, el hecho de que el setenta por ciento de los judíos en Holanda terminasen siendo asesinados. Las primeras generaciones después de la guerra fueron educadas con la idea de que la mayor parte de los holandeses fueron valientes miembros de la resistencia contra los nazis. Hasta los años sesenta no se han abordado debidamente las cuestiones del holocausto, el colaboracionismo y la propia historia colonial. Bastante tarde. Quizá como reflejo, como residuo de sentimiento de culpa, muchos debates políticos en Holanda se ven todavía hoy en día afectados por esa experiencia, con rápidos encasillamientos donde se utilizan las etiquetas de «colaborador» o «resistente». En ese sentido, la Segunda Guerra Mundial todavía proyecta su sombra en la sociedad holandesa.
CHOQUE DE CIVILIZACIONES
«No creo que el elemento revolucionario y violento en el islam sea resultado de encontrar decadente a Occidente. Es el resultado de la situación en Oriente Medio. Tampoco estoy seguro de que el islam revolucionario tipo Al Qaida pudiera haberse prevenido con menos multiculturalismo, relativismo y paternalismo»
EUROPA – EE.UU.
«La ciudadanía en Estados Unidos es algo claramente definido que tiene que ver con la ley, la bandera, la Constitución, etcétera. Sin embargo, en Europa las identidades nacionales están todas definidas por la cultura. Y es bastante más difícil integrarse»
Ian Buruma, en la actualidad profesor del Bard College a las afueras de Nueva York, posa para ABC
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