¿Es lógico que en una comisaría de policía haya que instalar hasta 70 cámaras de videovigilancia para impedir que los agentes maltraten a los detenidos? El director general de los Mossos d’Esquadra, Rafael Olmos, anunció ayer esta medida excepcional que se adoptará en la comisaría central del Cuerpo en Barcelona, situada en el distrito de Les Corts, precisamente la dependencia policial en la que cinco agentes de la policía catalana maltrataron presuntamente a dos detenidos, razón por la cual han sido suspendidos de empleo y sueldo. Esta información y la confirmación por parte del Departament d’Interior de que vigilará con cámaras de vídeo hasta el último rincón de la comisaría para preservar la seguridad de los detenidos abren más interrogantes de los que resuelven. Que en una comisaría se tengan que instalar hasta 70 cámaras para vigilar lo que hacen los policías con los detenidos no proporciona al común del ciudadano, precisamente, tranquilidad. Y que los Mossos d’Esquadra acumulen la mayoría de denuncias por brutalidad policial en Cataluña, según un reciente informe de SOS Racisme, mucho menos. ¿Qué sucede con los Mossos d’Esquadra? ¿Dónde está la policía moderna y democrática que prometió el Govern? El conseller d’Interior, el ecosocialista Joan Saura, debería hacer una reflexión al respecto. La comisaría de los Mossos en Les Corts, en base a las informaciones ofrecidas por el propio departamento, parece la casa de los horrores y tendría que ser precisamente lo contrario. No parece que se trate de un «hecho aíslado», como dijo ayer el número dos de Saura, Joan Boada, cuando se tiene que poner cámaras hasta el último rincón de la comisaría.