Generosos con el país de los demás

El Día, Editorial, 10-04-2007

QUÉ GENEROSOS son algunos con el país que comparten con los demás, con sus recursos y su disponibilidad. Ahora sale la ONG Médicos del Mundo a ofrecer España para acoger a 23 asiáticos del barco “Marine I” –que pretendía desembarcar ilegalmente en Canarias cientos de inmigrantes asiáticos– porque se han declarado en huelga de hambre. Pero bueno, ¿es que ahora vamos a ser la meca mundial del refugiado político de todo origen y condición? ¿Y por qué no se ofrece la antigua metrópoli de estos 23 indios para acogerlos? ¿Por qué no Italia, Francia o Corea del Norte?

Es increíble el papanatismo al que hemos llegado en este país antes llamado España. Nos creemos en la obligación de ser más solidarios que nadie, cuando resulta que no somos, ni de lejos, los más ricos. Lo que sí somos es el segundo país del mundo, después de Estados Unidos, en recepción de inmigración ilegal, aunque allí se persigue denodadamente. ¿Es racional que, encima, algunos se arroguen la representación de sus conciudadanos para ofrecernos como los salvadores de media humanidad?

Pero esto pasa por lo que pasa. Porque España se ha convertido en un país de coña, donde todo el mundo se cree con derecho a decidir y donde la política internacional es tan errática que no podemos pedir apoyos firmes en ningún lado. Es la España de ZP, que en realidad son dos, porque se han reabierto muchas viejas heridas y ahora el enfrentamiento, aunque sólo sea ideológico, ha llegado a extremos preocupantes. Por eso, habría que preguntarles a los de Médicos del Mundo: ¿a qué España quieren Vds. traer a los 23 asiáticos del “Marine I”? Porque en estos momentos hay dos, aunque ocupen el mismo territorio. A lo mejor una de esas dos Españas no está de acuerdo con su generoso ofrecimiento de acogida.

Como tampoco estará esa media España de acuerdo con otras estrategias y otros enfoques de los problemas nacionales, verbigracia, el terrorismo etarra. ¿Por qué hay que aceptar el planteamiento del proceso de paz, cuando se trata, lisa y llanamente, de negociar hasta dónde está el Gobierno central dispuesto a ceder para conseguir que se disuelva una banda terrorista? ¿A qué viene hablar de paz? ¿Dónde está la guerra? ¿Dónde los ejércitos combatientes? No es más que retórica zapateril para camuflar lo difícilmente justificable ante esas dos Españas.

¿Y ahora? ¿Qué resultados puede presentar el Gobierno de esta aventura? Ninguno. Sólo le ha dado oxígeno a ETA para las elecciones.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)