LA ROTONDA
No era turista
Diario Sur, , 08-04-2007LLEGÓ con su maleta en la que llevaba las pocas pertenencias que había acumulado a lo largo de su vida. Arrastrándola y con su bebé en brazos. Una preciosa niña de cinco meses que empezaba a vivir y que ya había cogido un avión para cruzar el charco. Llegaban de Paraguay. Ambas estaban exhaustas. Madre e hija habían ido juntas desde un pequeño pueblo perdido de la mano de Dios hasta la capital, Asunción. En autobuses por auténticos caminos de cabra. Casi sin comida. Con algo de dinero en el bolsillo, dos pasajes hasta Málaga y una reserva de dos noches en un hotel de la costa.
Y después de casi dos días rodando de autobús en autobús, y de aeropuerto en aeropuerto había llegado a Málaga. Para ella, la tierra prometida. O por lo menos la del trabajo y la comida. Allí la esperaba su marido con la incertidumbre. ¿Pasaría por turista o la devolverían a Paraguay?
Pero dicen que, a veces, los milagros se producen en la cotidianidad y que nadie repara en ellos. Esperaba para pasar en la Aduana. Con su pasaporte en la mano, con la maleta, la reserva del hotel y la niña, como buenamente podía, en sus brazos. Sin ni siquiera un cochecito para poder dejarla dormir y ella descansar. Y en ese minuto, el agente la miró, y miró a la pequeña. Cogió su pasaporte, lo abrió y lo selló. No le preguntó absolutamente nada. No le pidió la reserva del hotel. Ni siquiera le dijo que si venía a trabajar. Después, le indicó con la mano por dónde debía seguir.
Dice Eduardo Punset en ‘El Semanal’ que la empatía, esa capacidad para ponerse en el lugar del otro, de tener conciencia del sufrimiento de los demás, es lo que nos diferencia de los psicópatas. Olviden por un momento que hay fronteras, países, papeles, distintos colores de piel, ciudadanos del mundo de primera y de segunda. ¿Se imaginan que esa madre y su hija podrían ser alguno de ustedes? Y, ahora, ¿hablamos de inmigración?
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