Cruz Roja tiene un proceso establecido llamado ‘Itinerario Integrado de Inserción’. Una labor personalizada y acorde a las necesidades y potencial de cada uno de los participantes. En el caso de los inmigrantes , en la primera fase todos reciben orientación laboral general para que conozcan cómo funciona el mercado de trabajo y cuáles son sus expectativas.

Esta primera evaluación permite a los técnicos ir definiendo las estrategias que tendrán que abordar con cada uno. Siempre les dejan claro que deben ser ellos mismos los que se vayan implicando en el proceso y que vean este servicio como un recurso de apoyo.

Tras recibir la formación oportuna, entra en juego la intermediación laboral. Permite poner en contacto a los potenciales trabajadores con las empresas. Los propios técnicos son los que se encargan de buscar interesados en aquellos sectores que mejor pueden encajar en el proyecto.

«Preferimos dejar una oferta sin cubrir antes que enviar a una persona que no sea la más adecuada. Nos jugamos mucho y tenemos que estar a la altura de lo que esperan de nosotros. De lo contrario, perderíamos su confianza y ya no volverían a reclamar este servicio», explica el coordinador del plan, Carlos Arriazu.

Base de datos

Otra ventaja añadida es que la respuesta que dan es rápida, gratuita y eficaz. «Hay empresas que necesitan cubrir una vacante en cuestión de horas y nosotros, si tenemos el perfil que buscan, se lo solucionamos al momento gracias a nuestra base de datos», añade el técnico.

En el caso de las empresas, en unas ocasiones solicitan que sea Cruz Roja la que se encargue de hacer la preselección de los candidatos. También se hacen cargo de la formación prelaboral para que la incorporación sea lo más ágil posible. Una vez dentro de la plantilla, hacen un seguimiento, tanto del trabajador como de la empresa.