España abandona al 'Happy Day'

El País, TOMÁS BÁRBULO - Madrid - 04/04/2007, 04-04-2007

España “no es ya parte implicada” en el destino del buque Happy Day, que hace dos semanas fue interceptado a 80 millas de Senegal cuando transportaba a unos 260 inmigrantes sin papeles hacia Canarias. Así lo manifestó ayer Alfonso Barnuevo, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.

El buque, que fue abordado por una patrullera del dispositivo europeo de control de fronteras Frontex, lleva seis días fondeado frente al puerto de Kamsar, en Guinea – Conakry. Las autoridades de ese país han impedido hasta ahora el desembarco de los inmigrantes y de los tripulantes, seis individuos de origen georgiano. No obstante, varios policías locales han subido a bordo y afirman que los pasajeros “se encuentran bien y disponen de agua y comida”.

La forma en que España se ha desentendido del Happy Day ha causado “extrañeza” a las autoridades guineanas. El Gobierno de Conakry asegura que hace dos semanas, cuando el buque fue interceptado, ofreció enviar a bordo una comisión para comprobar – a través de detalles técnicos, como el octanaje del combustible – si había zarpado de su país, tal como aseguraban los españoles.

“Pero ni siquiera tuvieron tiempo de salir hacia Senegal”, explica la cónsul de Guinea en Canarias, Alicia Navarro. “Las autoridades españolas nos dijeron que habían llegado a un acuerdo con el patrón del barco, y que éste se había comprometido a renunciar a llevar a los inmigrantes a Canarias y a volver a su puerto de origen”. Ese acuerdo fue revelado el pasado día 26 por un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, que lo desmintió 48 horas más tarde por medio de un comunicado.

Lo que había ocurrido entretanto es que el Gobierno de Senegal se negó a que el Happy Day atracara en el puerto de Dakar. La patrullera italiana Dattilo, que lo había interceptado, lo había abordado y había arrestado a su tripulación, recibió orden de escoltarlo, junto a un buque senegalés, hacia el sur. En el límite de las aguas jurisdiccionales de Senegal con Guinea – Bissau, tuvo que devolver el buque a sus antiguos tripulantes.

Unos días más tarde, el Happy Day desapareció de los radares. El Ministerio de Asuntos Exteriores anunció entonces que había solicitado al Gobierno de Conakry que ejerciera acciones legales contra la tripulación por “trata de seres humanos”. También afirmó que había recurrido a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) para que se encargara de la repatriación de los inmigrantes. Pero el Gobierno de Conakry declaró no tener constancia de esas iniciativas.

Hasta ese momento, todo hacía suponer que el Ejecutivo español se sentía concernido por la suerte del Happy Day. Sin embargo, las declaraciones realizadas ayer a este periódico por el portavoz de Exteriores muestran que ha decidido desvincularse del problema. “El barco no se halla ahora en aguas de Frontex”, afirma Alfonso Barnuevo, en referencia a la zona del Atlántico que patrullan los barcos europeos, entre Senegal y Cabo Verde. “Estamos interesados en mantener contactos con Guinea – Conakry para abordar un fenómeno que nos preocupa mucho y que anuncian buques como el Marine I [que fue llevado a Mauritania con 369 inmigrantes a bordo] y el Happy Day. Pero no vamos a hablar sobre el Happy Day como parte implicada en el problema”.

La actitud del Ministerio de Asuntos Exteriores parece anunciar una nueva forma de actuación del dispositivo Frontex con los barcos de inmigrantes que logre interceptar. Si hasta ahora intentaba conducirlos al puerto más cercano para detener a sus tripulantes y repatriar a sus pasajeros, ahora parece inclinarse por obligarles a virar 180 grados. Nadie sabe cómo afectará esa actitud a las repatriaciones de sin papeles que el Ministerio del Interior lleva a cabo desde hace varios años, con difíciles equilibrios, a los países de la zona. Entre ellos, a Guinea – Conakry.

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