La incidencia del sida en inmigrantes es similar a las tasas que se registran en la población autóctona. No hay aquí grandes diferencias. El principal problema reside en el retraso en el diagnóstico. «En un porcentaje muy alto, de hasta el 90%, los extranjeros descubren que son portadores del VIH cuando acuden al médico con el sida ya desarrollado», explica Bartolomé de Haro, psicoterapeuta de la asociación Apoyo Activo que dirige un servicio de atención a seropositivos en La Arrixaca.

«El impacto es mucho mayor, mucho más traumático, porque se enteran de que tienen sida cuando van al hospital por una neumonía o una tuberculosis relacionada con la enfermedad». Las consecuencias son muy negativas, porque «el tratamiento es entonces mucho menos efectivo». Por eso, facilitar información y hacer llegar a este colectivo las campañas de prevención es fundamental. «El problema es que las asociaciones que trabajan con inmigrantes no le están dando importancia a este tema, y cuando el Comité Anti Sida ha intentado hacer algo, la respuesta ha sido muy escasa», lamenta Haro.

Otras prioridades

La concienciación es importante, porque «los inmigrantes, como es lógico, tienen otras prioridades cuando vienen a España: quieren trabajar y mandar dinero a su familia, y ni saben ni se preocupan de cómo acceder a la sanidad hasta que tienen síntomas y están enfermos».