pamplona. El colectivo ecuatoriano abrió la brecha de la inmigración hace ahora diez años. Muchos de esos primeros emprendedores se han quedado en Navarra, han encontrado trabajo, tienen papeles y han comprado una vivienda u optado a una VPO junto al resto de la población autóctona. “Años atrás hubo problemas de hacinamiento, lo normal es que diez personas, muchas de ellas sin relación, compartieran una vivienda, pero ahora ya no se está dando esta situación”, admite Juliana Anchundya, representante de uno de los colectivos ecuatorianos asentados en Navarra. El hecho de que convivan en una misma vivienda hasta siete u ocho personas bajo el mismo techo tiene que ver con la necesidad de compartir vivienda entre familias. La mayoría de los ecuatorianos que llegan a nuestro país ahora traen papeles. El mayor problema lo padecen ahora otros colectivos sudamericanos, (además de los subsaharianos y de los países del Este) como son los bolivianos que se han incorporado al tren de la inmigración desde hace tres años. “No tienen documentación y la situación de la mujer es realmente negativa, trabajan en el sector doméstico por 5 – 6 euros la hora”, explica Juliana.

José Sarango, representante de la asociación de ecuatorianos de Navarra asegura que en Navarra hay alrededor de 20.000. Pese a reconocer que la situación de estos inmigrantes ha mejorado, sigue habiendo un goteo continuo de nuevos inmigrantes que encuentran dificultades para acceder a un piso. No oculta que el subarriendo de habitaciones entre los inmigrantes más asentados es algo habitual. Para hacer frente a alquileres de 800 y 900 euros con sueldos que no superan esas cantidades los mismos inmigrantes alquilan entre 250 y 300 euros cada una de las habitaciones de un piso. “No hay más remedio, los alquileres son muy altos”, remarca.

Para Jazmani Guzman, de la asociación folklórica boliviana, es imposible acceder a una vivienda en alquiler de forma individual con un sueldo de 800 euros que destinar íntegramente al alquiler (asegura que no hay alquileres por debajo de los 700 euros en ningún lado). El primer mes de alquiler hay que pagar 2.000 euros porque a los 800 euros del alquiler la inmobiliaria se lleva 400 de mediación más un mes de garantía y otro mes por adelantado. “Es imposible no subarrendar las habitaciones”. El submercado del alquiler en muchos casos está controlado por los propios inmigrantes. “Lo habitual es alquilar las habitaciones, no otros espacios”, defienden.