Las condiciones del alquiler social de Vinsa son draconianas y la oferta "escasa", admite Cáritas
Diario de Noticias, , 02-04-2007pamplona. Vicente Blasco lleva 20 años en Cáritas trabajando con inmigrantes. Sabe que el hacinamiento es un paso obligado para el inmigrante que llega sin recursos, sin trabajo y necesita un cobijo y una tarjeta sanitaria. Lo que es más reciente aquí en Navarra, resalta, es el realquiler de camas en una habitación. “No me consta que haya camas calientes, sí en Madrid u otras ciudades”. Los primeros meses e incluso los primeros años son los más duros: “No tienes papeles, no tienes trabajo, no tienes nada”. Y la situación afecta a todos los colectivos, de todas las nacionalidades. “Lo normal es que si vienes aquí es porque tienes un contacto que son los primeros que tienen que acogerte”, remarca. Según Cáritas, la media de residencia por inmueble es de cuatro y cinco personas. “Sabemos que la tasa de ocupación de viviendas es mayor que la nacional, hasta tres veces superior”, señala. “La ventaja es que la mayoría viven en pisos alquilados o subalquilados en habitaciones; en la calle no están, ni viviendo en situaciones precarias: chabolas o chalupas, en los campos o casas vacías”.
Por otro lado, la situación generada por los empadronamientos es muy variopinta. Hay propietarios que dan permiso para hacerlo en su vivienda, otros que obligan al inmigrante a empadronarse en otras viviendas o casos en los que incluso piden dinero. Es fácil así encontrar pisos de alquiler que se subarriendan por habitaciones y que piden dinero a cambio de consentir el empadronamiento. “Lo normal es que hasta que no llevas cuatro o cinco meses no te empadronas por las dificultades que existen. O se empadronan en organizaciones o en servicios sociales”. En la sede de Cáritas de Tudela se llegaron a censar hasta 700 personas aunque son prácticas que “ya no hacemos porque es un locura después”. “Nosotros mismos les decimos que busquen a alguien que le permita empadronarse en su casa”, admite. “El propietario de la casa te ha dicho que sólo puede vivir una familia pero son muchos más de realquiler”, precisa.
Además, la discriminación existe. “Existe siempre una sospecha y en el momento en que reconocen tu acento no quieren saber nada, dicen que está cogido”.
ventajas del padrón Estar empadronado en una vivienda no indica por tanto residencia sino que se les ha posibilitado censarse en ese inmueble. Este registro permite acceder a una tarjeta sanitaria, situación que en otras comunidades como Andalucía es independiente, y garantiza el acceso a determinados servicios sociales como la tramitación de ayudas cuando se lleva bastante tiempo empadronado. En tercer lugar, cuando hay procesos de regularización extraordinarios, cuenta la antigüedad en el padrón, como ocurrió en el 2005. Por otro lado, existe una legislación nueva que obliga, se tenga o no documentación, a renovar el padrón cada dos años, “de lo contrario te borran”.
Blasco tiene claro que las rentas que se piden resultan una barrera infranqueable para los inmigrantes. Si tenemos en cuenta lo que cobran los extranjeros, hace falta que trabaje una pareja y que uno de los dos sueldos vaya directamente a la renta, pero si tienes hijos vas a vivir muy justo. Blasco cifra en 700 euros mensuales los salarios en servicio doméstico, en construcción rondan los 1.100 y en hostelería no llega a los 1.000. “Lo que se hace es meter más familias dentro y distribuir la pensión para reducir costes. No es que les guste el Gran Hermano a lo pobre. De hecho, cuando adquieren un piso se meten solos”, aclara.
Preguntado por los abusos de alquileres Blasco señala que lo habitual es pedir entre dos y tres meses de alquiler por adelantado. “No obstante esta práctica también se utiliza con los de aquí y luego hay subgrupos que son más apetecibles para alquilar como son los estudiantes. Además, el mercado de alquiler en Pamplona es relativamente pequeño”. Navarra por otra parte tiene perfiles de inmigración muy diferentes al de otras comunidades. “Las condiciones de vida y el desfase de renta son muy diferentes. La mayoría trabaja en el sector servicios, construcción y el agrario, y alguno – poco a poco – en la industria”.
Para Blasco la solución a esta problemática sobre la vivienda pasa porque se construyan más viviendas de protección oficial pero “para todos”. “Hay una bolsa de alquiler de Vinsa, pero las condiciones son draconianas y nuestra gente no entra por ahí, además de que hay muy poca oferta o están en los pueblos y nosotros tenemos que dar salida a la gente que tenemos en Pamplona, mercado que es mucho más caro que Estella o Ribaforada en alquileres”, remarca.
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